viernes, 29 de julio de 2011

Señor presidente, ¿quién ordenó lo que usted no ordenó?

Emilio Palacio

Informe del rescate del 30-S

COMO EL PAÍS YA CONOCE, la Justicia no me permitió presentar ni una sola prueba en la audiencia del juicio que el Presidente de la República entabló contra mí, contra diario El Universo y tres de sus directivos por el artículo "No a las mentiras" que publiqué el 6 de febrero del 2011, y por el cual un juez nos condenó a los acusados a pagar tres años de cárcel y una multa de 40 millones de dólares.

En vano intenté explicarle al Primer Mandatario que en mi artículo había evitado acusarlo de nada, que me limité a hacerle una advertencia: cuidado en el futuro algún presidente enemigo suyo podría acusarlo de haber ordenado disparar a discreción contra un hospital lleno de civiles sin previo aviso.

El Presidente no me hizo caso y me exigió que pruebe mi supuesta acusación.

Probar sin pruebas, como cualquiera entiende, es muy difícil.

Para mi sorpresa, sin embargo, los abogados del Presidente, Gutemberg Vera (padre) y Alembert Vera (hijo) llevaron ante el juez uno de los documentos que yo había solicitado que se exhiban.

Me refiero al informe que elaboró la Dirección de Operaciones del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas con el siguiente título: "Informe que presentan las Fuerzas Armadas sobre la Operación Rescate efectuada el 30 de septiembre del 2010, para la liberación del Sr. Presidente de la República del Ecuador, retenido por miembros insurrectos de la Policía Nacional en el Hospital de la Policía de la ciudad de Quito".

Me siento en libertad, entonces, de darlo a conocer. Pueden consultar la versión completa aquí.

El documento lleva fecha del 18 de octubre del 2010, dos semanas después de los acontecimientos trágicos del 30 de septiembre, que condujeron a la muerte de casi una decena de ecuatorianos.

Es un documento muy valioso para responder a la pregunta de quién ordenó disparar contra el Hospital de la Policía el 30 de septiembre ya que el señor Presidente, como él ha repetido una y otra vez, no lo hizo. 

Ni golpe ni secuestro, pero sí rescate armado


Lo primero que llama la atención es que el documento en ninguna parte habla de intento de golpe de Estado sino de una "sublevación de la Policía Nacional" y de "una paralización de sus actividades".

Tampoco se habla de secuestro. Se dice siempre que el señor Presidente de la República se encontraba "retenido", no secuestrado, por miembros de la Policía Nacional.

Pero esos son detalles que por ahora no son decisivos. Vayamos al punto fundamental, el que a todos interesa: ¿Quién dio la orden de intervenir?

Leamos. A las 17:30 (5 y 30 de la tarde) "El Sr. Presidente en base a contacto telefónico, dispone al Sr. Ministro de Defensa Nacional y al Sr. Jefe del Comando Conjunto, que se proceda a rescatarlo".

Disponer, según el diccionario de la Real Academia Española (ustedes conocen mi obsesión por el diccionario) significa: "Deliberar, determinar, mandar lo que ha de hacerse".

En otras palabras, según este documento, el Presidente mandó que lo rescaten. No ordenó pero sí mandó.

¿Se intentó primero una negociación con los secuestradores, como se acostumbra en ocasiones? De ningún modo. El documento aclara que "el ingreso del personal debía realizarse con rapidez para obtener la sorpresa".
Es decir, había que actuar sin previo aviso, para que los secuestradores no pudiesen reaccionar.

¿Se pensó en algún momento que sería un rescate pacífico? Tampoco. El informe explica que en la intervención militar del Hospital se aplicaría "la disuasión y el principio de masa".

En el léxico militar, para los que no lo sepan, el principio de masa es el que enseña que se debe procurar una completa superioridad de fuerzas en el sitio del combate, en el momento oportuno y con el máximo de energía.

En otras palabras, atacar, combatir y disparar con fuerzas de combate superiores a las del enemigo.

Se dispuso, por tal motivo, que "parte del personal debía llevar armamento letal en caso de ser necesario su empleo de acuerdo a la situación en el área de rescate".

Esto último también se pudo redactar así: Los militares dispararán a su arbitrio o buen juicio, a discreción, según las circunstancias que encuentren en el lugar.

Armados para una guerra

El informe detalla que participaron 900 hombres con armamento de combate y que los dispositivos bélicos incluirían 9 carros blindados VCI, 9 carros 105MM y 20 carros mecanizados.
El equipo pesado, sin embargo, no se lo pudo emplear -explica el informe- debido a que se estimó su llegada para las 23:00 "desde la ciudad de Riobamba e Ibarra respectivamente".

Observen estos tres tanques equivalentes a los que se pensó emplear para el rescate en un hospital lleno de civiles inocentes.

Tanque AMX-VCI Latrun

Tanque Cascabel

Tanque EE-11 Urutu

¿Un rescate sin comandante en Jefe?

¿Acaso el Presidente, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, no supo de los detalles militares de la operación?

El documento revela que "se coordina, tanto en forma personal como vía telefónica con elementos de la seguridad personal del Sr. Presidente".

Es decir que los custodios del Presidente se reunieron con los jefes militares y juntos decidieron cada paso.

¿Pero le informaron los custodios al Presidente? Saquen ustedes sus propias conclusiones. Decidan quién ordenó disparar el 30 de septiembre.

Y si se consideran incapaces de hacerlo, o temen que los lleven a juicio, trasládenle conmigo la pregunta al economista Rafael Correa Delgado. Señor Presidente, ¿quién ordenó disparar contra el Hospital de la Policía el 30 de septiembre ya que usted no lo hizo?

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