miércoles, 30 de noviembre de 2011

La Rebelión de los Justos

Como durante aquella interpelación a Ricardo Alarcón de Quesada, Eliécer vuelve a explotar, sin saberlo siquiera, un factor determinante para el impacto de sus palabras: es exponente de la rebelión de los más humildes, los de abajo, los casi recién llegados a la vida (tiene hoy 25 años) que se niegan a aceptar el destino de sus padres, de sus abuelos
Ernesto Morales. Martinoticias

Excelente oportunidad le ha llegado a Raúl Castro para demostrar la posible honestidad de sus palabras. En el puñado de años en que ha sido el regente de ese feudo familiar que es la Isla toda, el menor de los Castro no ha dejado de repetir una máxima con su voz agria y como fuera de revoluciones: “Que cada cual diga lo que piensa, que cada cual critique con sinceridad, y sus inconformidades serán escuchadas.”

Ahora que Eliécer Ávila, un joven de 25 años de origen campesino, sin premios internacionales que molesten ni familiares en el extranjero que mitiguen su desempleo, ha vuelto a ser noticia, Raúl Castro, si le interesara, podría dar muestras de una atención ejemplarizante, y de que cuando habla, habla en serio.

¿Cómo? Se me ocurre una de infinitas posibilidades: llamada telefónica de 5 minutos, orden a cierto vasallito de rostro carcomido: “Tu próximo invitado ala Mesa Redonda será el joven Eliécer Ávila. El programa dura lo mismo que la entrevista de Estado de SATS, dos horas, así que estarás en igualdad de condiciones para analizar las críticas de un joven revolucionario.”

Reconozco, con un prurito de insolencia, que mi imaginación puede ser desaforadamente fértil. Porque ni a Raúl Castro le interesa demostrar verdad alguna, ni tiene por qué hacerlo en un país que solo obedece, jamás exige; ni le importan los reclamos de sus ciudadanos hastiados, y menos aún los de un muchacho de Puerto Padre, poblado que aunque casi colindante con su Birán natal, ya no sabría ubicar en el mapa de su país.

Después de escuchar las dos horas de diálogo donde el hoy ingeniero informático desempleado y ex vendedor de helados, dio rienda suelta a su catarsis de inconformidades y rabias no disimuladas, vuelvo a pensar lo mismo que hace tres años cuando Eliécer Ávila se convirtió en una celebridad underground: lo más hermosamente triste es que no habla por sí solo. En la garganta de Eliécer Ávila van las voces de millones de avasallados, a quienes la biología no les puso escrotos suficientes para sacarse las botas de encima.

Como durante aquella interpelación a Ricardo Alarcón de Quesada, Eliécer vuelve a explotar, sin saberlo siquiera, un factor determinante para el impacto de sus palabras: es exponente de la rebelión de los más humildes, los de abajo, los casi recién llegados a la vida (tiene hoy 25 años) que se niegan a aceptar el destino de sus padres, de sus abuelos; ese destino entre el cual crecieron, tomaron conciencia, y al que ya dejaron de temerle para empezar a enfrentarlo: la tragedia de vivir en un país sin sueños ni aspiraciones.

Dejando de lado las evidentes referencias históricas en las que sustenta sus ideales, olvidando las lecturas y estudios que este informático con vocación humanista despliega al por mayor, lo mejor de todo es que el discurso de Eliécer Ávila no es un discurso político. Ahí está, creo, la médula de su enorme alcance.

Incluso a quienes la política en su estado puro nos parece una materia lamentable pero imprescindible, sin la cual se es un ente social incompleto, nos agobia el tono por momentos politiquero con que algunas voces discordantes de la Isla se enfrentan al establishment. Me suena a discurso hueco, gritón, al método arquetípico de quien tiene razones válidas pero no las sabe defender.

Lo admirable de la exposición de Eliécer, lo que provoca ese movimiento de cabezas asintiendo mientras se escuchan sus denuncias, sus sentencias, sus preguntas, es que no se trata de alguien que escenifica el desencanto: es alguien que encarna el desencanto.

Desencanto de una promesa de felicidad fallida, de una promesa de igualdad y progreso fallidos. Desencanto de un sistema electoral que más que para elegir sirve para perpetuar ineptos y tiranos. Desencanto con una prensa timorata que él no califica de buena o mala: simplemente de inexistente. Desencanto con la desidia de sus dirigentes, con el caos que es su país, con su pobreza, con el hambre. Desencanto con la montaña de heces que resultó ser ese proyecto revolucionario que a él, como a mí dos años antes que a él, nos enseñaron que era perfecto en la Historia de escuela secundaria.

Y lo fabuloso en la historia personal de este ingeniero informático, es que el desencanto no le llegó de nacimiento. Le llegó de aprendizaje propio.

Eliécer Ávila fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) durante sus años de preuniversitario. Quienes no hace tanto dejamos atrás ese período escolar cubano podemos dar fe del atroz adoctrinamiento, la maquinaria de manipulaciones a que son expuestos los jóvenes “cuadros”, para convertirlos en aquello que el argentino Guevara promulgaba: la arcilla fundamental de la Revolución.

Luego de esos tres años de preuniversitario, Eliécer Ávila dirigió un proyecto de Seguridad Informática en la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) donde estudió. Huelga decir que en el centro mimado por el Comandante, la escuelita de sus ojos, las inyecciones ideológicas poseen dosis redobladas.

Entonces, ¿qué sucedió con este joven, formado al igual que toda nuestra generación en un esquema de hierro, entre los barrotes del marxismo-leninismo y de esa filosofía insular que es el culto al castrismo más idólatra? ¿Qué sucedió con este joven al que educaron para extraer de él un dócil Pablo, y recogieron un Saulo ingobernable? Pues lo que sucede con todos los honestos, los librepensantes, los no castrados: que la mentira le quedó estrecha. Que no le supo entrar en el cerebro.

Por eso debió interpelar con sus palabras criollas y su (nuestro) acento oriental, a ese miembro del Olimpo Insular que se titula Presidente del Parlamento, y a quien solo le preocupan los destinos de cinco miembros de la Red Avispa. Por eso Eliécer Ávila no dejó escapar esa oportunidad de los dioses, la circunstancia súmum; aquel momento en que con manos nerviosas sostenía una agenda con apuntes precisos, y liberó una parte, apenas una porción de las preguntas que millones de cubanos tienen atragantadas sin encontrar el valor para expulsarlas de una vez.

Y también por eso ante las preguntas del presentador Antonio Rodiles en Estado de SATS, tres años después de hacerse notar en su país y en el mundo, Eliécer Ávila regresó a los titulares: no es normal que un cubano “de Cuba”, y más aún, un cubano no vinculado a ningún grupo de oposición formal, exprese con tanta naturalidad (y con tanto talento oratorio) su distanciamiento de la doctrina oficial bajo la cual creció biológica y cerebralmente.

Los cubanos reproducen hoy esta entrevista en sus hogares. La comentan en sus tertulias de desahogo, la citan, la conversan. Lo escuchan decir que se siente estafado por un sistema que le permitió estudiar la Informática, para dejarlo irremisiblemente desempleado después. En Puerto Padre, Eliécer Ávila recibe el pago social por atreverse a tanto: un vendedor de limones no le cobra (así lo dijo en su cuenta de Twitter), una mujer se quita las gafas de sol para comprobar que es él, y le dedica un guiño de complicidad y admiración.

Hoy, apelando a un teléfono como única solución, conversé varios minutos con este guajiro de Puerto Padre al que, como mismo dije tres años atrás en otro texto, cada cubano digno le debe un apretón de manos.

Precisamente en nombre de esos, los que admiran y celebran la rebelión de los justos; los que añoran un país esperanzado y esperanzador, de donde no tengan que huir como rufianes sus hijos en busca de fortuna y libertad; en nombre incluso de los lectores de este escrito; de quienes murieron a la espera de que voces soberanas como la de Eliécer desafinaran el coro oficial; y de los millones de compatriotas suyos que encuentran en su valor un único motivo para no perder la fe, le entregué desde la distancia unas gracias imposibles de cuantificar, y una advertencia sutil: su país no se olvidará de él.

martes, 29 de noviembre de 2011

Pelean los republicanos.

Mario J. Viera

No cabe la menor duda de que el Partido Republicano es la cueva del más rancio conservadurismo; el partido que está a favor de las grandes corporaciones en alianza con el Tea Party, y con el Tea Party refugio de evangelistas fundamentalistas.

Para todo agitan con la Biblia muchos de los tea partisanos; son tan cristianos... Tanto que bendicen el poder de los poderosos de Wall Street. Lástima que parece no haber leído la Carta del Apóstol Santiago en la que se puede leer: “Queridos hermanos míos, oigan esto: Dios ha escogido a los que en este mundo son pobres, para que sean ricos en fe y para que reciban como herencia el reino que él ha prometido a los que lo aman; ustedes, los humillan. ¿Acaso no son los ricos quienes los explotan (Reina-Valera emplea la expresión “oprimen”) a ustedes, y quienes a rastra los llevan ante las autoridades?” (Stg. 2.5,6)

Esto, sencillamente es doble estándar moral.

Ahora están en el debate para la nominación a candidato para la presidencia y se despedazan entre ellos. Unos suben en las encuestas y luego caen para ocupar la preferencia otro que luego se despeñará hasta que finalmente descuelle alguno con los valores republicanos y tea partisanos más notorios. La última estrella republicana que ha captado la atención de los comentaristas es Newt Gingrich; y ha captado esa atención por lo que difiere del resto de los aspirantes, por su distanciamiento de las posiciones trogloditas de sus adversarios en el tema de la inmigración ilegal o indocumentada, como se quiera denominarla.

Y bien que Gingrich es diferente, antes luterano, ahora católico, algo no muy bien visto por los WASP del Tea Party; durante la administración de Bill Clinton fue el representante de la oposición republicana como Presidente (speaker) de la Cámara.

Entre la comunidad cubana, mayoritariamente de afiliación republicana, Gingrich puede ganar muchos adeptos por su posición fuerte frente al castrismo y su rechazo a la política de “pies secos, pies mojados” alegando, según martinoticias, que  es terrible decir a alguien que llegue a acercarse a la costa de EE.UU. y pueda verla con sus ojos que va a ser devuelto al país del que huyó, mucho más cuando ‘Cuba es un caso único’”

No sé si, de ser nominado como candidato presidencial, se aparezca por el Versailles diciendo que quiere “una Cuba Libre” y, luego, como tantos otros, se conforme solo con tomarse el trago de igual nombre.

Andrés Oppenheimer dice: “Gingrich dio en la tecla”, refiriéndose a la declaración de este a favor de la legalización de los inmigrantes furtivos en Estados Unidos: “Si usted ha estado aquí 25 años y tiene tres hijos y dos nietos, y si ha pagado los impuestos y obedecido la ley, pertenece a una iglesia local, no creo que debamos separarlo de su familia, desarraigarlo por la fuerza y echarlo de una patada”, citó Oppenheimer.

Sobre estas palabras del aspirante republicano, Jorge Ramos expresó: “Esto es lo que muchos llaman la tercera opción. No es la primera opción –favorecida por el presidente Barack Obama y muchos demócratas– que legalizaría a la mayoría de los indocumentados y les daría la ciudadanía norteamericana. Tampoco es la segunda opción, de los republicanos más radicales, que propone expulsar del país a todos los extranjeros sin documentos de residencia”. Una posición intermedia pero mejor que las de sus oponentes del mismo partido.
La tesis de Gingrich, aunque no abarca a todos los indocumentados y a los que ampare no se les reconoce el derecho a aspirar a la ciudadanía ni votar, en opinión de Jorge Ramos “...esto, sobre todo para los inmigrantes que viven en estados como Alabama, Arizona o Carolina del Sur, es mucho mejor que vivir perseguidos y discriminados”; y para Oppenheimer la “propuesta de Gingrich, aunque limitada, por lo menos aporta un toque de racionalidad al debate entre los aspirantes republicanos”. Racionalidad, algo bien carente en el combate entre tea partisanos y republicanos súper conservadores.

Resumiendo los resultados de los debates republicanos, Oppenheimer concluye: “...parte del debate inmigratorio ha estado dominado por comentaristas radicales contrarios a la inmigración y alérgicos a los hispanos, tanto en Fox News como en programas radiales conservadores que consiguen elevar sus ratings culpando a los inmigrantes mexicanos de cualquier cosa, e impulsan a los aspirantes republicanos a adoptar posturas semejantes”.

Por otra parte Guillermo Descalzi considera que las batallas políticas en los Estados Unidos de hoy son algo así como un “canibalismo político”. Este comentarista considera que “la derecha republicana se ha vuelto tan extrema que no aguanta nada ligeramente a su izquierda. Parece querer comerse a todo aquel que no está en su rincón”. Incluyendo críticas a la gestión de Obama, Descalzi señala: “Nos damos cuenta del daño causado por la intransigencia de la extrema derecha. En vez de buscar entendimiento con Obama han buscado su destrozo, acelerando el colapso de nuestra economía”.

Realmente la intransigencia, el acuartelamiento ideológico de los republicanos ha impedido encontrar puntos de acuerdos que beneficie a la clase media, el sector más importante de la sociedad americana, mucho más que el del uno por ciento de la población que acapara las mayores riquezas.

Y agrega Descalzi: “No ayuda para nada que la ultraderecha quiera que paguen los de la clase media para abajo, y se ‘proteja’ a quienes tienen más porque son creadores de bienestar. ¿Qué bienestar? ¿Nos han dejado algún bienestar los últimos cuarenta años de mudanza industrial, endeudamiento masivo y desaparición gradual de la clase media y el sueño americano?”

Los republicanos están peleando. Dan por seguro una aplastante victoria sobre Obama en las elecciones del 2012, confían en las dificultades que ellos y la situación económica del país le han creado a Obama como la tabla de salvación que les conduzca a la Casa Blanca. Pero, hasta ahora, por mucho que se destrocen entre sí, por mucho canibalismo político que practiquen, hasta hora, no hay un solo aspirante a candidato presidencial que pueda desplazar a Obama de su puesto.

Quizá el eco de Occupy Wall Street retumbe en las próximas elecciones y los republicanos, como dice el dicho, pierdan pito, calabaza y miel.

Frente a la Virgen

Teniendo en cuenta que en todas partes hay locos y fanáticos, en previsión de cualquier incidente, es aceptable que la Virgen sea custodiada por policías. No por la policía política, por muy discreta que se porte
Luis Cino Álvarez

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Me contaba una amiga que cuando asistió a una iglesia del municipio 10 de Octubre donde paró la Virgen del Cobre, se encontró a una prima que vive en El Vedado. Militante del Partido Comunista, de armas tomar,  no cree ni en su madre, pero  desde hace 20  años, por órdenes del Partido o de Seguridad del Estado, vaya usted a saber, no se pierde una actividad eclesiástica.
La mujer rezaba y se persignaba  y no perdía pie ni pisada a los asistentes a la peregrinación.
-¿Y tú viniste a chivatear desde tan lejos? -le preguntó mi amiga, que no tiene pelos en la lengua.
-Imagínate, mi prima, la Virgen Mambisa es también de los revolucionarios y uno no sabe qué se le puede ocurrir a ciertos elementos antisociales -respondió.

Aunque luego de la aparición en la TV del cardenal Jaime Ortega, los medios oficiales no informan acerca del recorrido de la Virgen del Cobre por los municipios de la capital, la peregrinación  es “atendida” por el Partido Comunista y las llamadas organizaciones de masas. Y atentamente –aunque con disimulo- vigilada por Seguridad del Estado, por si las moscas.
Teniendo en cuenta que en todas partes hay locos y fanáticos, en previsión de cualquier incidente, es aceptable que la Virgen sea custodiada por policías. No por la policía política, por muy discreta que se porte.  ¿Por qué Seguridad del Estado tiene que ocuparse de la Virgen?

Un amigo, veterano del periodismo independiente, está muy molesto, porque luego que el cura de su parroquia estuviera de acuerdo en que él fuera uno de los cuatro hombres que cargara la urna de la Virgen cuando la peregrinación llegara a su pueblo en las afueras de La Habana,  sin una explicación convincente y muy nervioso, días antes el cura le anunció que no podría ser. Tan enojado se puso mi amigo que decidió no asistir al recibimiento de la Virgen. A duras penas logré convencerlo de que asistiera aunque no le permitieran cargar la urna.
¿Por qué  vamos a permitir a los que nos robaron, entre otras cosas más, la patria, sus símbolos y próceres, y la libertad, que nos roben también a nuestra Santa Patrona?

Aunque no soy demasiado devoto, estuve frente a la Virgen, cuando la peregrinación, en ruta al pueblo Las Guásimas, y luego a Managua, paró en la iglesia de Parcelación Moderna, el barrio suburbano donde vivo, la tarde del 21 de noviembre.
Es una iglesia pequeña, humilde, que por décadas, cuando creer en Dios era mal visto y perjudicial, permaneció casi vacía, y que ahora sólo abre las mañanas de domingo, cuando viene el cura que comparte  con el templo del vecino poblado El Calvario.
Con tantos militares, santeros y evangélicos recién conversos como hay en mi barrio, nunca sospeché que la Caridad del Cobre tuviera allí tantos devotos. Había cientos de personas con velas y flores rodeando la iglesia. Rezaban, cantaban, se empujaban para acercarse a la urna y que el sacerdote bendijera a sus niños. Muy emocionados, algunos lloraban.  Parecían no saber qué hacer para demostrar su veneración por la Virgen. Ni falta que hacía. Sólo había que verlos.
Confieso que fui uno de los que no sabía qué hacer. Sólo recé en silencio. Como pude. Sentí algo muy raro cuando tuve a la Virgen frente a mí. Una luz en los ojos, un nudo por dentro que no sé explicar.
Nunca pensé que una imagen tan pequeña -que con todo lo que significa, no es la original, sino una réplica de la que está en el Santuario del Cobre-, pudiera impresionarme de tal forma.
Tal vez lo que recibí fue todo el dolor de mi pueblo que ha recogido la Virgen en su recorrido por todo el país.
Me alegro de haber estado allí, a unos metros de la Virgen de la Caridad del Cobre. Aunque no supiera exactamente cómo orar. Como todos mis compatriotas, tengo mucho que pedir. Estoy seguro que con tanta fe, la virgencita perdonará nuestros pecados e impericia religiosa y nos escuchará.

Los cofrades

Hace pocos días, Cayo Lara, coordinador general de la rancia coalición de comunistas españoles de Izquierda Unida, disparó un par de sandeces acerca de los presos políticos cubanos, y acto seguido hizo públicos sus deseos de visitarnos
José Hugo Fernández
Cayo Lara de IU

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – ¿Por qué serán tan feos? No debe ser normal que todos se parezcan tanto entre sí, provengan lo mismo de Europa que de América. Como si estuvieran hermanados por la sangre y no por esa especie de descerebración endémica que sufren, o por el entusiasmo que los trae a La Habana (con los gastos pagados), ilusionados por hablar ante las cámaras de televisión y con la esperanza de que al fin conseguirán que alguien les haga la caridad de escucharlos.
Son los cofrades internacionales de nuestro cacicazgo, el rastrojo de su cosecha: estalinistas y trotskistas en estado puro (de pura putrefacción), o grises vaciladores de la vida, prestos a hacerle la pala a cualquier ideología retrógrada y perdedora pero con la solvencia imprescindible para costear su complicidad.
Hace pocos días, Cayo Lara, coordinador general de la rancia coalición de comunistas españoles de Izquierda Unida, disparó un par de sandeces acerca de los presos políticos cubanos, y acto seguido hizo públicos sus deseos de visitarnos. Está claro que no quiere perderse su tajada del pastel. Y no se la perderá, seguramente. A esta hora ya debe haber sido invitado. Porque encaja que ni hecho a molde para el prototipo de la cofradía: descerebrado, falsario y feo.
Tendríamos que parafrasear a Martí, respecto a lo hermosos de cuerpo que se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria. Pues, parece que del mismo modo se vuelven feos los que persisten en esclavizarla, además de sus cofrades internacionales. Y no sólo los hombres. Conste que también las mujeres. Con todo y la rareza que implica hallar a una mujer completamente fea, es decir, por dentro y por fuera. Excepto en el caso de las cofrades. Puesto que a ellas la fealdad les viene de adentro (del retorcimiento espiritual y a través del discurso dogmático y crispado) hasta que termina explotándoles en la cara.
Pseudo pacifista Cindy Sheehan

Para completar, cuando más feos se ponen es cuando hablan. Sus chácharas en el programa Mesa Redonda, condimentadas con los memos balbuceos de Randy Alonso, provocan el mismo efecto que si obligaran al televidente a tragarse un sapo.
Lo único que resulta igual de raro ─ o todavía más ─ que esa fealdad que los hermana, es la inexplicable contorsión visual que contraen todos apenas aterrizan en el aeropuerto de La Habana. Es un mal que impide a sus pupilas abrirse para dar paso a la luz, o a otra luz que no sea la de las postales turísticas que previamente les repartieron a domicilio las embajadas del régimen.
El detestable Randy Alonso

No por condescendencia, que en buena ley no se la debemos, pero al menos por sentido común, habría que suponer que no todos sean tan ciegos como para venir al pueblo y no ver las casas. Ni todos tan lerdos para no distinguir el abismo entre lo que cuentan los voceros del régimen y lo que comenta la gente en las calles. Así que unos serán ciegos, otros lerdos, y el resto ambas cosas a la vez.
Luego, para más inri, parece que estamos en época de zafra, pues nos están cayendo por racimos.
Sumido en el último naufragio con todos sus argumentos a bordo, al régimen sólo le queda vocear contra el imperialismo yanqui (lo cual pudiera ser un argumento, pero en su caso no pasa de celada oportunista y demagógica). En tanto, el coro está a cargo de sus cofrades de Europa y América, quienes, encima de ser ciegos y lerdos, han asumido la aburridora misión de ser monotemáticos.
Éramos pocos y parió la abuela, como dice el dicho. Si por lo menos no fueran tan feos.

El diezmo al Partido de los campesinos militantes del PCC.

Los campesinos cubanos que militan en el Partido Comunista deben “donar” del 8 al 10 por ciento de sus ingresos directamente a su núcleo del Partido, además de pagar el 7 por ciento a la cooperativa a que pertenecen y los impuestos de la Oficina Nacional de Administración Tributaria.
Lizandra Díaz Blanco/ martinoticias.com

La militancia en el Partido Comunista de Cuba, independientemente de las verdaderas opiniones personales, ha sido uno de los  modos más seguros de ascender en la actual sociedad cubana y gozar de privilegios vedados al resto de los ciudadanos, aunque en los últimos tiempos la militancia se ha convertido en lastre.
Los campesinos cubanos que militan en el Partido Comunista deben “donar” del 8 al 10 por ciento de sus ingresos directamente a su núcleo del Partido, además de pagar el 7 por ciento a la cooperativa a que pertenecen y los impuestos de la Oficina Nacional de Administración Tributaria.
Siempre ha estado estipulado, pero eran un poco más flexibles. Los campesinos daban lo que ellos estimaban conveniente. Pero ahora, debido a la crisis, están tratando de recaudar dinero, están exigiendo a los militantes que cumplan con lo que está establecido”, confirma a martinoticias.com el campesino pinareño Antonio Pupo.
El secretario general del núcleo del Partido y su financista, encargados de velar por el cumplimiento de estos pagos, establecen un día para que los campesinos abonen la cantidad impuesta, y el monto total se entrega en la sede municipal del Partido.
La reacción de los campesinos afectados ante la pérdida aproximada de un 15 por ciento de sus ganancias, no se ha hecho esperar.
Fuentes que prefieren el anonimato revelaron a martinoticias.com que el primer impulso de muchos campesinos militantes del Partido de la zona central de la isla fue retirarse de las filas de la organización política, pero la mayoría ha preferido una solución más solapada: nombrar como propietarios legales de los productos agrícolas a personas cercanas a ellos que no son militantes.
Antonio Pupo asegura que algunos han entregado “el carnet rojo”, argumentando incapacidad física para mantenerse activos en su militancia política.
Ellos no están de acuerdo con pagar esa gran cantidad de dinero y tratan de buscar la forma de tener que pagar menos”, agrega el trabajador agrícola.
Otro de los remedos que encuentran los campesinos – comenta Pupo - son las ventas al mercado negro, “pero cuando son grandes producciones es muy difícil poner a otra persona en los papeles, porque allí están el presidente de la cooperativa y los militantes del Partido viendo todo lo que uno hace y todo lo que uno siembra”.
Cuando se siembra en una tierra que realmente no es tuya, es muy difícil burlar los mecanismos de control con cambios de nombre de los vendedores de los productos agrícolas, por lo general siempre tiene que ir por lo legal”, concluye el campesino.
A los militantes se les hace la vida más difícil, no solo por el diezmo al Partido, sino porque “no pueden vender un litro de leche a una persona, aunque esté necesitada; no pueden vender ni una calabaza. Todo tiene que ser a entidades del Estado”, explica Bárbara Alfonso, residente en una zona rural de Sancti Spiritus.
NOTA
Según los Estatutos del Partido Comunista, los militantes no “donan” parte de sus ingresos sino que están obligados a cotizar parte de sus ingresos a la organización; esta exigencia está acorde con los principios que estableciera Vladimir Ilich Lenin para el, que él denominara, “partido de nuevo tipo”. Según el dogma leninista es militante todo aquel que actúa en un órgano del partido y paga su cotización. La cotización es condición sine qua no de la militancia comunista. El monto de la misma es cambiante según las “necesidades” de los órganos de dirección partidista.

lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Se contagió Felipe Calderón con su amigo Rafael Correa?

Mario J. Viera

Parece que sí. Calderón sostiene las mejores relaciones con su homólogo ecuatoriano. Simpatiza con él en algunos temas como el de dar apoyo a la idea de la creación del CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños tan acariciada por los socios del Socialismo del Siglo XXI. Aunque no ha sido el único que cediera ante el chovinismo subcontinental, pues a los gobiernos de la ALBA se unieron todos los países latinoamericanos y caribeños.
Calderón se colocó del lado de Correa en el conflicto con Colombia con motivo del ataque colombiano en contra del campamento cómodamente instalado en Ecuador de Luis Edgar Devia, alias "Raúl Reyes". Calderón se había sentido conmovido porque en el operativo colombiano habían resultado muertos cuatro mexicanos afiliados a las FARC y herida una importante colaboradora mexicana de esa organización terrorista.
Este conflicto ─ expresó Calderón durante una visita amistosa que hiciera Correa a México en abril de 2008 ─ ha resultado particularmente doloroso para México porque en estos hechos han muerto cuatro mexicanos y una más resultó herida... No hay tragedia más grande que perder a un hijo, por ello reitero mis condolencias a los familiares de los jóvenes que perdieron la vida y el Gobierno mexicano hace suya la exigencia de justicia”.
Calderón junto a su retórica con marcado acento antinorteamericano ha encontrado puntos de acercamiento con la tiranía de los Castro. En diciembre de 2008, según él mismo dijera, le quedó muy buena impresión su encuentro con Raúl Castro en Salvador de Bahía, Brasil, lo que sería indicativo de que se abrirían “avenidas muy importantes de colaboración y cooperación” con la dictadura isleña; pero no solo eso, habló en contra del embargo que Estados Unidos aplica al régimen castrista pidiendo que se levantara el “bloqueo”, tal como los Castro definen al embargo: “Y nuestro rechazo al bloqueo, tampoco quedó fuera el tema de la preocupación y la de muchos mexicanos sobre la vigencia y el respeto pleno a los Derechos Humanos en Cuba y en cualquier otra nación del mundo”. La violación de los derechos humanos en Cuba parece que Calderón la entiende como resultado del “bloqueo” y no como una política de estado de los usurpadores del poder en Cuba.
Durante la cordial visita de Correa a México, el sanguíneo presidente ecuatoriano bromeó amigablemente con calderón y esbozó las coincidencias personales que les unía a ambos. Correa dijo entonces: “Más allá de presuntas divergencias ideológicas hemos descubierto que tenemos mucho en común con el presidente Calderón, la misma edad, tal vez somos representantes de una nueva generación de dirigentes en América Latina, hermosas esposas, tres hijos, el último de la misma edad, afición por el ciclismo, por la guitarra, afición por la música Latinoamericana, sólo le falta ser socialista, no perdemos las esperanzas, ser de derecha ya pasó de moda en América Latina, véngase, bienvenido siempre
Pero estas no son sus únicas coincidencias, aparte de la que encontró Calderón durante la Cumbre Iberoamericana celebrada en Asunción de Paraguay. “Coincido ─ había dicho Calderón ─ con Rafael Correa en que el abuso de la libertad, sobre todo de la libertad de expresión, lleva a extremos que son exacerbaciones molestas, ofensivas, difamatorias”, aunque luego matizó el tema diciendo que “entre el dilema de la libertad usada en exceso, que llega al abuso, y el dilema de la libertad que se restringe para evitar que se llegue al abuso, nosotros hemos optado totalmente por la libertad”. ¿Cierto?
Parece que no y que Calderón coincide con Correa amenazando a quienes le critican. Esto quizá lo conocerá el abogado mexicano de derechos humanos, Netzai Sandoval a quien, junto a un grupo de periodistas, académicos e intelectuales, se le ocurrió presentar ante la fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) una querella en la que solicita se abra una investigación en las muertes de 45 mil personas a manos de los militares y narcotraficantes. “Queremos que el fiscal nos diga si se han cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en México y si el presidente y otros altos funcionarios son responsables” había afirmado Sandoval.
La querella fue presentada el pasado viernes ante la CPI acompañada con la firma de 23,000 ciudadanos mexicanos. Entre los implicados en la querella se menciona al presidente de México y el narcotraficante Nacho Guzmán.
En el mejor estilo correista, la Oficina de la Presidencia mexicana amenazó con proceder legalmente contra los peticionarios. En un comunicado dado a conocer este lunes 11 de noviembre se dijo:El Gobierno explora las alternativas para proceder legalmente contra las personas que las promueven en distintos foros e instancias nacionales e internacionales” al considerar la querella como “imputaciones falsas y calumniosas”.
Como su gobierno es tan democrático, la Presidencia de México consideró absurdo igualar su accionar en la lucha contra el narcotráfico “con delitos de lesa humanidad que son cometidos por Estados autoritarios, orientados al exterminio de una población por razones étnicas, religiosas o políticas”.
México formalmente es una democracia, pero el elevadísimo grado de corrupción que permea a políticos, jueces, funcionarios, policías y ejército daña gravemente la credibilidad de las libertades públicas que se pregonan “como pocas naciones en desarrollo” pudieran tener.
Si Calderón ha optado por la libertad, como afirmara en Paraguay, nada debe temer de una querella impulsada por un elevado número de mexicanos y mucho menos amenazar con acciones legales en contra de los querellantes como haría cualquier Estado autoritario al estilo de Castro, Chávez o Correa.
Vale la pregunta: ¿Se habrá contagiado Felipe Calderón con su amigo Rafael Correa?

Con el agente metido en el cuerpo

Pablo Pascual Méndez Piña

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – ¡Esto es decepcionante! –exclamó un vecino del barrio que se sentó a mi lado en un banco del parque de 15 y 16, en el Vedado. Al frente, una escultura de Wifredo Lam, a nuestras espaldas, la iglesia del Carmelo, sobre nuestras cabezas, las ramas de un árbol que nos cubría con su sombra.
-Raúl fracasará con todos sus lineamientos y sus m… ─ dijo ─. El mejor servicio que pueden prestarle a este país, es que él y Fidel se peguen un tiro cada uno.
Tras descargar su rabia; el anciano refunfuñó cuando un pájaro le cagó la camisa, mientras él depositaba sobre el asiento una jaba con boniatos.
El hombre se llama Ángel, tiene 77 años y perteneció a la juventud del Partido Socialista Popular. En el año 59 se enroló en el Ministerio del Interior. (MININT); Celia Sánchez le dio un apartamento; reconoce haber hecho loas a Fidel; fue uno de los que gritó paredón, participó de actos de repudio, fue a combatir a Angola; trabajó hasta su retiro, y en la ancianidad descubrió que el socialismo por el que luchó es una gran estafa. Pero en el barrio nadie confía en él, porque está estigmatizado  como  “come candela”, uno de los tantos a quienes los jóvenes achacan la culpa de haber ayudado a consolidar la dictadura de Fidel Castro.
Ángel cita cosas interesantes y vaticina: “Esto está al joderse”.  Cuenta que en el año 58 el estado de opinión sobre Batista era el mismo que hoy existe contra los hermanos Castro. Señala que la degradación moral no tiene límites, la corrupción es un fenómeno generalizado que ha perjudicado a la nación con daños irreversibles. El socialismo es una fábrica de delincuentes y en el capitalismo que él vivió, los policías tildados de criminales, respetaban al trabajador con callos en las manos. “Esos callos ─ afirma ─ eran nuestro carné de identidad”.
Pero casi todos rechazan las peroratas de Ángel, un hombre desacreditado por su historia. Unos hacen silencio cuando llega y otros se largan del grupo. Según la mayoría, es un chivato que no debe escuchar cómo la gente del barrio roba en sus centros de trabajo.
Ya anciano, Ángel logró sacarse el policía que tiene metido en el cuerpo, pero nadie le cree. Lo hizo cuando ya es un material inservible para la dictadura y una presencia incómoda para los que critican al régimen. Los vecinos le temen, gracias a esa toxina inoculada durante 50 años de totalitarismo que ha frenado los impulsos rebeldes del pueblo.
Mientras, Ángel descarga sus desilusiones con el castrismo que ayudó a fortalecer, y padece de un sentimiento de culpa que lo tiene al borde del suicidio. En el parque, un grupo de niños, sanos de mente y sin la virulencia de las ideologías, sonríe, retoza con libertad y ninguno se preocupa porque uno de sus compañeritos sea un agente de Seguridad del Estado. Ojalá estos niños se salven, ojalá no tengan tiempo de convertirse en otra generación de robots temerosos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

El mariscal Tantaui y los “alborotadores”

El dictador militar de Egipto amenaza aplicar medidas “extremadamente graves” contra los que interfieran en las elecciones del lunes que en Tahrir se prefiere su posposición. Lo peor que podría ocurrir sería que los resultados de las elecciones no fueran aceptados como legítimos por el grueso de las fuerzas políticas y de la población.
Enric González y Nuria Tesón. EL PAIS

Un dictador militar amenazante, decenas de miles de manifestantes en la calle y un larguísimo proceso electoral que pocos comprenden. En estas circunstancias se abren el lunes las urnas en las principales ciudades egipcias. El mariscal Mohamed Tantaui, heredero presuntamente provisional del expresidente Hosni Mubarak, lanzó hoy un sombrío mensaje a la multitud de Tahrir y a cuantos reclaman al Ejército que ceda ya el poder a un Gobierno civil: “No toleraremos que los alborotadores interfieran en las elecciones”, dijo, porque las consecuencias serían “extremadamente graves”.

Estamos en una encrucijada”, afirmó el mariscal. “Solo hay dos caminos, o el éxito de las elecciones que conducirán a Egipto hacia la seguridad, o enfrentarse a peligrosos obstáculos que las Fuerzas Armadas, como parte del pueblo egipcio, no permitirán”.

Tantaui, que añadió una advertencia contra vagas “interferencias extranjeras”, quiso demostrar que mantenía la situación bajo control. Pero al mismo tiempo convocó con urgencia a numerosos representantes políticos, en un intento de recabar apoyos y estabilizar una situación precaria. El primer ministro nombrado hace unos días, el exmubarakista Kamal Ganzury, corre peligro de caer sin haber llegado siquiera a formar Gobierno. Nadie se ha tomado en serio a Ganzury y eso indica que su patrón, Tantaui, tampoco pisa demasiado firme.

El jefe de la Junta Militar pide a los egipcios que se fíen de él. Que confíen en que las elecciones serán limpias y en que al término del endiablado proceso electoral, allá por julio del año próximo, con un Parlamento constituyente y un presidente recién elegido, cederá el poder.

No es pedir poco, teniendo en cuenta que Tantaui fue uno de los más directos colaboradores de Mubarak, que con el documento de las llamadas “normas supraconstitucionales” intentó mantener al Ejército como institución suprema del país (y con sus enormes privilegios económicos intactos) y que bajo sus órdenes se cometen, según Human Rights Watch, abrumadoras violaciones de los derechos humanos.

La gente de Tahrir, la que protagonizó la revuelta de enero y lleva una semana manifestándose en El Cairo y otras ciudades, no cree en Tantaui. El Ejército es la columna militar egipcia desde la revolución militar nasserista, en 1952, y aún goza de crédito entre amplios sectores de la población. Pero su prestigio decae día a día. Bajo la Junta se han deteriorado la economía y el orden público.

El momento crítico llega ahora: los soldados, desplegados masivamente por todo el país, deben lograr que las elecciones se desarrollen con regularidad pese a las protestas y que los resultados no atufen a fraude. Lo peor que podría ocurrir sería que los resultados no fueran aceptados como legítimos por el grueso de las fuerzas políticas y de la población.

La victoria de los Hermanos Musulmanes se considera segura. Son el partido más fuerte y mejor organizado, y su eficaz servicio de orden asegurará además que el electorado islamista acuda a las urnas sin riesgo de intimidaciones. Otros electores, simpatizantes de partidos laicos, liberales o izquierdistas, no dispondrán de esas garantías. Esa es la razón de que los Hermanos Musulmanes y su principal partido, Libertad y Justicia, hayan establecido un pacto tácito con la Junta Militar y se mantengan alejados de las protestas. Quieren elecciones, bajo cualquier circunstancia, porque tienen el control del futuro Parlamento casi al alcance de la mano. Luego ya verán.

No queremos más islam que el que ya tenemos en la Constitución; lo que deseamos es un Gobierno que nos dé estabilidad, mejora social y libertades”, afirma Mahmud Hussein, un estudiante de Derecho que participa en la protesta de Tahrir y que asegura que votaría al Wasat, un partido islamista de centro.

El resultado electoral, en cualquier caso, aún está lejos. El lunes comienza un proceso abierto a todos los riesgos.

Mónica Chuji, la dignidad perseguida.


Mónica Chuji Gualinga es una indígena Kichwa Amazónica, nacida el 30 de octubre de 1973, en Sarayaku, Pastaza. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Politécnica Salesiana (2000); posgrado en Derechos Humanos y Ciencias Ambientales por la Universidad de Deusto, de España (2002); estudios de Maestría en Estudios Socioambientales por la Flacso, de Ecuador (2006).
Mónica Chuji fue Secretaria General de Comunicación de la Presidencia de la República entre enero y junio de 2007 y asambleísta constitucional de noviembre de 2007 a julio de 2008.
En junio de este año fue llevada ante los tribunales para enfrentar una demanda por injurias presentada contra ella por el ministro de Rafael Correa, Vinicio Alvarado.Durante la audiencia del juicio se presentaron altos funcionarios del gobierno ecuatoriano y el propio presidente Correa. Hecho esto que hizo que el periódico HOY precisara: “Todos contra Chuji, parecía ser la consigna aquel día. Aquello, lejos de ser un acto de solidaridad con el ofendido, resultó ser un exagerado alarde de poder en un escenario totalmente inapropiado, como es un juzgado. A más de la desproporción con su contradictora, una mujer indígena que no goza ni de poder político ni económico que pueda hacer un contrapeso, se siente una frontal presión ante la justicia, en busca de una sentencia que les resulte favorable en toda esta campaña gobiernista montada para acallar todas las voces críticas que puedan surgir en el camino de la llamada revolución”.

En esta ocasión como hace notar el periódico citado no se trata de un periodista el llevado al banquillo de los acusados, sino de una de los excolaboradores de Rafael Correa. En Ecuador, no solo Correa es tan, pero tan delicadito que no se le puede rozar ni con el pétalo de una rosa, sino también sus altos funcionarios.


Al dictarse la sentencia el pasado viernes contra la Chuji, el diario EL COMERCIO expresó: “Esa condena, por haber calificado como nuevo rico a un funcionario, es tan descarada que obligatoriamente conduce al debate sobre cómo interpretar lo dicho por Chuji. Y cuando entra en juego la interpretación, entra en escena el abuso de poder”. Y sentencia el diario relacionando el nuevo fallo judicial con el dictamen en contra del periodista Emilio Palacio, hoy en el exilio en Miami: “La misma Chuji, con su silencio frente al atropello a Palacio, sembró la semilla del abuso que ahora la agobia”.
Mónica Chuji enfrentaba una demanda que exigía por la parte demandante una sentencia a tres años de prisión y al pago de una indemnización de $250 000 a favor de su excompañero de gabinete. Ahora ella misma se define como “una perseguida polírica”

Entrevista a Mónica Chuji Gualinga por Katerine Erazo. EL UNIVERSO

Vinicio Alvarado esperó la sentencia para anunciar que la perdona. ¿A qué atribuye esa decisión, en ese momento?
Me parece que no se esperaron que haya reacciones de adhesión y solidaridad de diversos sectores a nivel nacional, como organizaciones de mujeres, la organización indígena, colectivos de ambientalistas, ciudadanos, a través de llamadas telefónicas, cartas, redes sociales. Y a nivel internacional, las organizaciones con las que me he relacionado en estos quince años en el ámbito de derechos humanos. Toda esta gente empieza a mostrar muchísimo interés sobre lo que está pasando en el país. Me han llamado asambleístas de todas las tendencias.

¿Incluso de PAIS?
Sí, algunos de PAIS también.

¿Qué sintió cuando el presidente Rafael Correa apareció en la audiencia de juzgamiento?
Pensé que no iban a ir ni los ministros, pero cuando vi a Doris Soliz, Alexis Mera, Galo Mora y al mismo presidente, me causó muchísima sorpresa. La sensación que tuve fue de ver a todo el poder contra Mónica Chuji, el movimiento indígena y cualquier ciudadano que se quiera expresar.

Usted ha dicho que los jueces se han sentido presionados.
Esa presencia me hizo pensar que podía haber cierta influencia, cierta intimidación al mismo juez. Pese a eso, todavía pensé que podía tener un fallo justo. Sin embargo, la sentencia muestra claramente que la justicia no es independiente. En este caso está dominada por el Poder Ejecutivo y, al menos hasta este momento, no tenemos garantías para un debido proceso.

¿En realidad tenía la expectativa de lograr un fallo justo?
Sí tenía la pequeña esperanza de que todavía quede algo de integridad en el Poder Judicial, pero, al ver la sentencia, no puedo más que rechazarla porque me parece injusta y eso es una muestra más de que, en esta primera instancia, al parecer se ha respondido a una presión política. No veo por qué fallaron de esa manera, hemos demostrado que en mis expresiones no había calumnia, injuria ni imputación de un delito.

¿Cómo se cumplieron los procesos en su caso? ¿Pudo presentar pruebas o tuvo obstáculos para ejercer su defensa?
Por mis expresiones no debía presentar ninguna prueba. Simplemente los hechos y la información que ya otros medios habían reproducido, en varias ocasiones, es lo que precisamente demostré. Para desvirtuar la acusación que se me hacía logramos conseguir información. No me permití hacer una investigación de otras situaciones. Luego me enteré de que, por ejemplo, ha habido informes preliminares de Contraloría, pero no consideré que debía investigar más porque yo no le he imputado ningún delito al señor Alvarado.

Ha habido otras personas que han respaldado sus afirmaciones de que Alvarado es un nuevo rico y no han sido enjuiciadas. ¿Por qué cree que a usted sí le iniciaron un proceso?
Creo que porque fui una funcionaria que apoyó en los primeros seis meses del Gobierno, desde la Secretaría (de Comunicación) y luego en la Asamblea Constituyente. Pero, además, he sido una de las voces críticas desde adentro, desde cuando estuve acompañando al presidente, y en la Asamblea. Obviamente, después continué con la misma frontalidad y denuncié la serie de atropellos, la política económica, la discriminación, los problemas sobre libertad de expresión. Creo que también hay un matiz por el hecho de ser mujer e indígena. Consideraron que yo no estaba a la altura de otros actores políticos para cuestionar al poder y a uno de los personajes más poderosos políticamente dentro del Gobierno, lo cual tampoco lo afirmo yo, lo han dicho las mismas investigaciones (periodísticas).

Cuando usted dijo que Alvarado es un nuevo rico, señaló que lo decía porque fue parte del Gobierno. ¿Qué constató para que usted lo afirmara?
Insistiendo siempre que mis expresiones no imputaban ningún delito y que reiteraban algo ya reproducido por los medios y que él mismo (Alvarado) había admitido, que es un hombre de negocios próspero y sus negocios son la publicidad. Su empresa hace publicidad y en una de las primeras reuniones me dijo que él (Alvarado) cuidará celosamente la publicidad. Ese fue el punto de la disputa, porque él veía la comunicación como publicidad y propaganda, y yo veía la comunicación como una posibilidad de tender puentes con la sociedad civil, con los medios de comunicación.

¿Cree que en el país hay libertad de expresión, de opinión?
Con este hecho se muestra que hay un alto riesgo de restricción de la libertad de expresión. Se quiere sentar un precedente de que nadie se meta ni a repetir información ni a opinar sobre las gestiones, las actividades y la política del Gobierno. Hay persecución política a quienes opinan diferente.

Alvarado dice que le molesta todo este show sobre el juicio porque es privado, pero el presidente fue a la audiencia, con toda la seguridad que implica su movilización y la atención que captan los actos del mandatario, y opinó sobre el proceso.
Primero se presenta (la demanda) como una acción privada, pero se hace como una defensa de acción pública con todo el aparato del Estado. Fue una muestra de que el poder estaba presente para intimidar incluso al Poder Judicial.

Pero como asambleísta de Alianza PAIS usted sumó votos para una Constitución en la que, entre otros temas, se buscaba controlar desde el Gobierno, no desde el Estado, derechos como la libertad de expresión.
La Constitución tiene una serie de contradicciones. He sido una de las primeras en decir que es muy centralista y que no podíamos hacer una Constitución a la medida de las autoridades. En la Asamblea yo fui solo un voto, pero el resto de los asambleístas oficialistas eran quienes aprobaban. Fue ahí donde se evidenció el papel que jugamos quienes sí hemos sido coherentes con lo que decimos, pensamos y proponemos. Ahí se evidenciaron las grandes diferencias.

¿Como cuáles?
Cuando me propusieron que asuma la Presidencia de la Mesa de Recursos Naturales y Biodiversidad, donde se iban a tratar los temas, petrolero, del agua, etcétera, el presidente de la República se opuso porque ya detectó a quienes éramos asambleístas coherentes y con formación política sólida y quienes llegaron allí solo a calentar el puesto. Este juicio responde a que hay unos que defendemos derechos humanos, colectivos y de la naturaleza, y hay otros que defienden derechos humanos individuales para ser prósperos.

¿Se sintió decepcionada y con ganas de renunciar?
Renunciar a mi lucha, no. Renunciar a Alianza PAIS, lo había decidido en tres ocasiones y Alberto Acosta me decía: “No hay que irse porque la derecha se puede aprovechar”. Pero yo decía que la derecha ya está dentro de Alianza PAIS. En una de las últimas reuniones como presidenta de mesa, en Carondelet, el presidente dijo (a propósito de una movilización en Cuenca): “Si 300 desquiciados ecologistas salen a la calle, yo llamaré a 300 mil ciudadanos para que confronten”. Yo le dije: “Presidente, usted no puede llamar a la guerra civil, usted tiene que gobernar y respetar”. Solo Alberto Acosta me respaldó. La decisión que tomé de irme después de aprobada la Constitución fue la más acertada. Mis excompañeros de PAIS y el mismo presidente me decían traidora. Casi cuatro años después, esos mismos han tenido irse pero porque el presidente les mandó sacando.

A pesar de la decisión de Alvarado, ¿el expediente de su juicio podría ser llevado ante la Corte Interamericana como un ejemplo de cómo se manejan los procesos iniciados por las autoridades del Gobierno en contra de quienes los cuestionan?
Cuando no hay independencia de poderes, sobre todo cuando el Poder Judicial está básicamente infiltrado por el Ejecutivo, no hay garantías para un debido proceso y siempre están las cortes internacionales. Vamos a hacer uso de esas instancias. Y sobre todo el recurso que también nos queda es seguir hablando. Ni los juicios ni la Policía nos van a callar porque no tenemos por qué temer. No he mentido al país, no he robado, no he matado, no tengo vergüenza de caminar en la calle. Pero sí tengo que insistir en que el presidente se entere, a través de esta entrevista, que (su voz se quiebra por unos segundos) no solo Alvarado tiene hijos, que el resto de indígenas, a quienes ha llamado argollas y ponchos dorados, tenemos hijos y nos merecemos respeto, igual que él y todos los ciudadanos.