jueves, 8 de diciembre de 2011

No todos quieren comer moringa

Tania Díaz Castro

Exquisito plato de moringa con tomate. Nueva forma de alimentación orientada por el régimen de los Castro para todos los cubanos. ¡Excelente sustituto de la carne y el arroz con frijoles negros!
LA HABANA, Cuba, diciembre, http://www.cubanet.org/ ─ Han transcurrido sólo unos días de la repartición inesperada y gratuita de posturas de moringa por los pueblos del oeste habanero: Santa Fe, Cangrejeras, Baracoa, Jaimanitas y repartos aledaños a Punto Cero, donde reside el viejo líder de la Revolución, y sus pobladores responden con gran escepticismo.

La autoridades han regalado posturas de este árbol, conocido como ¨ milagroso ¨ desde la antigua India, regalaban a todos los vecinos, mientras mencionaban las maravillosas propiedades alimenticias de la planta.

-Ni bistec ni medicinas vamos a necesitar ─ dijo un anciano ─ mientras cargaba con tres posturas, sembradas en bolsas de polietileno.

Hoy, al ver que no han vuelto a repartirlas y que el bistec con papitas fritas sigue ausente, son muchos los que recuerdan los años de la fiebre del noni, aquella otra planta, llamada ¨fruta del diablo ¨, en la que muchos creyeron porque se divulgó en todos los medios de comunicación cubanos no sólo que ofrecía una mayor calidad de vida, sino que además de eliminar las lombrices intestinales,  contenía un agente anti carcinógeno capaz de neutralizar el avance del cáncer en su primera etapa.

El fruto maduro del noni, muy parecido a la papa, hoy se ve a montones regado por aceras y calles, con su olor penetrante y desagradable, sin que nadie le preste la menor atención.

-Con la moringa, va a pasar igual que con el noni, que ya nadie se acuerda de él; me dice uno de esos cubanos del barrio, que se las saben todas.

Al parecer, es un secreto a voces que la nueva fiebre viene “de arriba”, porque al ex gobernante cubano Fidel Castro ahora le ha dado por estudiar el cultivo de la moringa, no sólo para resolver el problema económico y la salud de los cubanos, sino porque según noticias provenientes de México y de la emisora Radio Miami de noviembre pasado, la médica de cabecera de Fidel se ha referido a que las propiedades antioxidantes de la moringa han ayudado a que su paciente de Punto Cero, levante las defensas durante el tratamiento de quimioterapia que recibe.

Aun así, no todos los cubanos quieren comer moringa. Tal vez beberla en infusión por las mañanas, ya que no hay leche ni pan con mantequilla, se pueda aceptar, pero sería demasiado sustituir, con esas extrañas y pequeñitas hojas de moringa, la carne vacuna –aunque sólo exista ya en nuestro imaginario popular ─, que fue una de las comidas más tradicionales del país antes de que la revolución iniciara hace ya medio siglo el “proceso de actualización” ─ para decirlo en su idioma ─ de nuestros hábitos alimentarios.

Esperemos que al debilitado Comandante se le pase la nueva obsesión sin obligarnos a sembrar todo el país de moringa. Los mayorcitos aún recordamos su Cordón de La Habana con el café caturra, su Zafra de los Diez Millones, sus vacas maravillosas que harían que la leche nos llegara por tuberías, su revolución energética  y el largo etcétera de sus alucinantes ideas que nos han hundido en la absoluta miseria en que estamos hoy casi todos los cubanos…menos él, por supuesto.

Una vecina de la cuadra, fanática de la botánica y del Comandante, al preguntarle qué opinaba sobre este asunto, me contó que en días pasados, cuando escuchó en una estación de radio extranjera que una bolsita de moringa la compran los indígenas de América del Sur a diez mil guaraníes, descubrió lo bueno que era Fidel con su pueblo.

-¿Por qué? ─ le pegunté intrigada.

-¿Cómo que por qué? ¡Porque hasta nos la regala!
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