sábado, 27 de septiembre de 2014

La izquierda asiática de América Latina


Fernando Mires. BLOG POLIS

Detrás de las opiniones hay a veces una historia. En eso pensé cuando un académico alemán me preguntó acerca de la posición de las naciones latinoamericanas frente al terrorismo del ISIS. “Ninguna” ─ respondí ─ “los gobiernos latinoamericanos son de izquierda”. Mi interlocutor preguntó: “¿Pero no es la izquierda una categoría occidental”? “Sí” ─ fue mi respuesta ─: “Pero una buena parte de la izquierda latinoamericana es asiática”. Mi interlocutor pensó seguramente que yo bromeaba. Pero no. Yo hablaba en serio. Muy en serio.

Si hubiera tenido tiempo le habría explicado que la tesis del “asiatismo” de una gran parte de la izquierda latinoamericana ya la había enunciado en un ensayo publicado en 1976 en la revista “Lateinamerika, Analyse und Berichte”. Su título “El subdesarrollo del marxismo en América Latina”. El texto apareció después en diversos idiomas. Sobre esa base escribí en 1978 (¡Dios, cómo ha pasado el tiempo!) un libro titulado: “Cuba, la revolución no es una Isla”, el que marcó mi ruptura con las dos principales izquierdas de América Latina: la soviética y la castrista.

La tesis de la “asiatización” del marxismo se encuentra muy bien formulada en un libro del líder de los movimientos sesentistas, Rudi Dutschke, cuyo título –“Un intento para poner a Lenin sobre sus pies” ─ habla por sí solo. Fue el mismo Rudi quien, en una conversación acerca del tema, me sugirió escribir específicamente sobre “el asiatismo en la izquierda latinoamericana”. Nunca lo hice. Pero la idea la he mantenido ¿Por qué una parte de la izquierda latinoamericana ─ la castrista y la post-soviética ─ no reconoce su occidentalidad política? Mi respuesta vuelve a ser la de antes: esa izquierda no es occidental.

En pocas líneas no puedo resumir el libro de Dutschke. Pero hay sí tres ideas que sigo subscribiendo

1. Las teorías (no “la” teoría) marxistas, son hijas del contexto alemán y europeo (Hegel, Schelling, Feuerbach; además de Darwin, Ricardo, Smith, y tantos otros). Marx en ese sentido es solo un eslabón, uno más, en la larga cadena del pensamiento occidental.

2. Marx siempre dejó clara su posición con respecto a la imposibilidad del socialismo en Rusia. Su correspondencia con Bakunin y su reveladora carta a Vera Sasulich, son testimonios irrefutables. Para Marx, el curso hacia el comunismo (como sinónimo de socialismo) no podía surgir desde formaciones históricas asiáticas. Esa era, para él, “otra historia”. (Karl Marx, “Formaciones económicas pre-capitalistas”, cuadernos de 1858)

3. Antes de que el legado de Marx fuera convertido por Lenin en “marxismo”, existían diversas teorías de Marx, algunas contradictorias entre sí. El “marxismo-leninismo” como un todo ideológico fue un producto de la Academia de Ciencias de la URSS. Allí comenzó la des-europeización y la “asiatización” de Marx. Esa conclusión fue el aporte central de Rudi Dutschke al pensamiento de izquierda europeo.

En su estudio, Dutschke consultó al teórico alemán Karl A. Wittfogel para quien el comunismo soviético era una reedición moderna de los antiguos despotismos asiáticos (“Despotismo Oriental”, 1957). Los rasgos de esas “despotías hidraúlicas” eran perfectamente reconocibles en la URSS. Entre otros, el culto al líder, la verticalización de la “sociedad”, la construcción de una doctrina dogmática, la apropiación total de los medios de producción por parte del Estado, así como la formación de una clase dominante estatal (la "nomenklatura"), Todo eso, según Dutschke, no tenía nada que ver con las teorías de Marx. La tarea de los intelectuales revolucionarios debería ser entonces la de rescatar a Marx de la cárceles asiáticas en las cuales sus teorías yacían secuestradas. Eso pasaba por reafirmar el carácter europeo y occidental del marxismo.

En verdad, la misión de rescate había sido iniciada por Antonio Gramsci en la Italia de los treinta. El auge de Gramsci en los setenta y ochenta fue, por lo mismo, consonante con el proyecto de re-europeización de Marx. El “eurocomunismo” de Enrico Berlinguer apuntaba a la misma dirección. Pero ya era tarde. Las revoluciones democráticas en los países de Europa Central y del Este (1989-1990) postergaron cualquiera posibilidad para seguir ocupándonos de Marx. Incluso los post-marxistas (Laclau, Zizec, Mouffe, entre otros) dejaron de citarlo. Los ─ para mí todavía apasionantes ─ libros de Marx, son hoy casi regalados en Amazon.com. No ocurrió así en América Latina.

En ese “lejano occidente” (Alain Rouquié) el marxismo asiático ha continuado vigente. Lo digo con conocimiento: En diversas universidades de América Central y del Sur es impartido en nombre de la sociología, de la economía o de la historia, un marxismo de silabario hecho para débiles mentales.

El marxismo asiático (leninismo, stalinismo, maoísmo  y otros ismos) ha llegado a formar parte de la cultura política de una parte de la izquierda latinoamericana, aunque muchos de sus integrantes no hayan leído a Marx. El culto faraónico a la memoria de Chávez en Venezuela es solo un ejemplo. Pero hay otros. El mismo Chávez se sentía fascinado por déspotas asiáticos como Ahmadineyah, Asad, Gadafi, Husein. Las mismas fascinaciones son cultivadas por los Castro y por Evo Morales. Incluso, el partido comunista chileno ─ un partido democrático en democracia ─ envió una vez una carta de felicitaciones al representante de la dinastía (comunista) de Corea del Norte. ¿Reflejos condicionados de un “asiatismo” nunca bien elaborado?


¿Por qué los gobiernos latinoamericanos de izquierda no se pronuncian a favor del occidente político en la lucha en contra de ISIS? Pienso que mi respuesta fue la justa: Hay una izquierda latinoamericana que todavía no es occidental. De ahí su precaria sensibilidad frente a temas como el de las libertades y los derechos humanos. De acuerdo a la tradición marxista asiática, esos son elementos de la ideología “burguesa” (occidental). Es triste constatarlo; pero es la realidad.

jueves, 25 de septiembre de 2014

La batalla del cambio climático


Editorial de EL NUEVO HERALD


El clima está cambiando más rápidamente que nuestros esfuerzos por resolver el problema”, dijo el presidente Obama el martes, en la cumbre de la ONU sobre el cambio climático. Las pruebas son claras:

▪ Este mes, la Organización Meteorológica Mundial dijo que el nivel de dióxido de carbono en el aire en el 2013 fue 42 por ciento más elevado que el anterior a la Revolución Industrial. Y está empeorando.

▪ Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero crecieron 2.3 por ciento en el 2013 a un nivel récord, según el Proyecto Mundial del Carbono. En Estados Unidos, las emisiones aumentaron 2.9 por ciento.

▪ La semana pasada, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica informó que este verano fue el más caliente que se haya registrado en el planeta, y que el 2014 podría ser el año más caliente.

▪ Un informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático predijo efectos devastadores para el planeta si no se reducen las emisiones. Un nivel del mar más alto, destructoras olas de calor, climas extremos, lluvias torrenciales y abrasadoras sequías podrían amenazar la vida en el planeta.

La cumbre del cambio climático es un intento por galvanizar apoyo para un tratado sobre el clima que debe estar listo el año próximo en otra cumbre en Europa. Obama dijo que Estados Unidos alcanzará sus objetivos de reducir la polución de carbono para el 2020 el 17 por ciento con respecto al nivel del 2005.

Pero la resistencia en el Congreso ha bloqueado una acción eficaz.

Cuando el principal asesor científico del presidente, John Holdren, testificó ante un comité de la Cámara sobre el calentamiento global la semana pasada, miembros republicanos del panel se opusieron al plan del gobierno de reducir la contaminación del aire. Cuando Holdren sugirió que leyeran los informes científicos sobre el cambio climático, el representante Larry Bucshon, republicano por Indiana, replicó: “Sí, puedo leer eso, pero no lo creo”.

Frente a esta actitud, la Casa Blanca no tuvo más opción que usar la autoridad ejecutiva bajo la Ley del Aire Limpio para imponer límites nacionales a las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, hay muchas medidas que los individuos y las empresas pueden acometer para reducir las emisiones.

La reciente marcha en Nueva York sobre el cambio climático en la que participaron más de 300,000 personas muestra el poder de los ciudadanos para llamar la atención sobre una causa.

En el frente empresarial, varias corporaciones célebres ─ Philips, Fortum, Nestlé, entre otras ─ se han unido a una iniciativa para apoyar un precio sobre las emisiones de carbono para reducir las emisiones. Entretanto, los herederos de la familia Rockefeller han ordenado que su fondo filantrópico de $860 millones abandone los combustibles fósiles, diciendo que su uso daña al planeta.


Si los gobiernos no se ponen de acuerdo, los individuos y el sector privado pueden señalar el camino.

El estado actual del debate sobre el cambio climático


EVOLUCION Y AMBIENTE.
Un artículo del 18 de Junio de 2013 que mantiene actualidad


Desde principios del siglo XX, la temperatura promedio de la superficie de la Tierra ha aumentado 0.8°C. Desde 1980 ha aumentado dos terceras partes de esta misma cifra.

Hoy en día, gracias a estos registros y a la evidencia arqueológica, es innegable que estamos en un periodo de cambio climático. El calentamiento global, como evento en el sistema climático, está comprobado. El efecto de la interferencia antropogénica en el clima, sin embargo, se ha politizado en extremo y ha producido muchas controversias en los últimos años, hasta el punto de contaminar la discusión y el estudio reales sobre este trascendental tema. En otras palabras, algunas personas opinan que no es culpa del ser humano. A pesar de que es comprensible que existan opiniones divergentes al respecto, algunas están más alejadas de la verdad que otras. A continuación, presentamos algunos de los hechos, basados en evidencia física, así como información y fenómenos que requieren de mayor estudio, además de las dudas y el consenso científico que predominan en la actualidad.

Hechos irrefutables

El dióxido de carbono (CO2) absorbe la radiación infrarroja. El aire es prácticamente azul y absorbe luz en el espectro no azul. El CO2 en el aire, como se ve de forma muy clara en este experimento, absorbe la luz infrarroja. En la actualidad, la superficie de la Tierra emite un promedio de 390 W/m2 (irradiancia medida en watts por metro cuadrado) de radiación infrarroja de onda larga: el 10% escapa al espacio, el 90% restante es absorbido por la atmósfera, en particular por los gases de efecto invernadero (vapor de agua, CO2 y gas metano, en ese orden) y las nubes. El CO2 absorbe 30 W/m2.

La industrialización ha traído consigo un aumento de 30% en la concentración del CO2 en la atmósfera: un cambio de 280 partes por millón a 390 ppm. Hemos quemado alrededor de 500 mil millones de toneladas métricas de carbón en los últimos 150 años. O sea, suficiente carbón para subir la concentración atmosférica de CO2 a casi 500 ppm, pero 110 ppm son absorbidas por el océano en la biósfera. Sabemos que ese carbón fue quemado por el ser humano porque la cantidad coincide y la composición isotópica es idéntica a la del carbón fósil.

El 30% de aumento en el CO2 atmosférico (junto con los aumentos de otros gases de efecto invernadero) ha incrementado la cantidad de energía capturada por la atmósfera en 2.5 W/m2. Otros químicos de origen industrial han generado un efecto paralelo de enfriamiento de 0.9 W/m2. El total de energía extra por el momento es de 1.6 W/m2.

Investigación en curso

En general, más energía significa temperaturas más calientes. Pero el clima es un sistema complejo, es afectado por retroalimentaciones negativas (enfriamiento) y positivas (calentamiento), así que la relación no es tan directa. Si sumamos todos los efectos de retroalimentación conocidos (tanto positivos como negativos) resultan temperaturas 0.75°C más cálidas para cada W/m2 de energía adicional, pero con un margen de error relativamente alto. A este número se le llama sensibilidad climática. Ya que, por el momento, la energía extra es de 1.6±1.0 W/m2, si contuviéramos todas las emisiones el día de hoy, deberíamos enfrentar 1.2°C de calentamiento. Pero medimos 0.7°C, así que el 0.5°C adicional permanece ahí aunque detengamos todas las emisiones…

¿Cuánto carbón queda por quemar? Si quemáramos el carbón restante, ¿hasta qué punto llegará la concentración de CO2? Se cree que alcanzaría entre 450 y 1300 ppm. Si tenemos mala suerte y aún existen reservas considerables de carbón, y la sensibilidad climática es alta, en el MIT han calculado que 7°C de calentamiento en el planeta. MIT ha hecho esta página de internet donde se puede jugar a la ruleta con el cambio climático, nos da varias opciones de error y la posibilidad de escoger entre la toma de medidas contundentes o la indolencia. Como hemos dicho, el margen de error es demasiado alto por el momento, pero también lo es el riesgo. Por ahora, las investigaciones al respecto continúan.

Grandes interrogantes

Los océanos y la biósfera han absorbido 110 ppm hasta la fecha. ¿Qué tanto más pueden absorber?

¿Existen efectos de retroalimentación negativa profunda que no hemos descubierto todavía? De encontrarse, se trataría de la mejor noticia en la historia del ambientalismo. Actualmente, se están estudiando varias posibilidades y la esperanza muere al último.

¿Existen efectos de retroalimentación positiva profunda? De haberlos, el calentamiento global sería mucho más catastrófico que los modelos actuales. Actualmente, hay varios candidatos que se están estudiando.

¿Hay maneras de extraer el carbono de la atmósfera? La captura de carbono en la tierra, ya sea mediante métodos físicos, químicos o biológicos, es un proceso de geoingeniería muy prometedor.

¿Hay maneras de incrementar el efecto de enfriamiento que causan nuestros contaminantes, sin emplear químicos que dañen la salud de los seres vivos? Algo así como los aerosoles con CFC pero sin riesgos para la salud.

¿Qué llegará primero, la crisis del pico petrolero, la crisis energética del carbón, un colapso poblacional o el cambio profundo y necesario en las prácticas de comercio, de gobierno y de nuestro estilo de vida que nos permita evitar esas 3 grandes crisis?

Consenso de científicos

En un estudio publicado el mes pasado en la revista científica Environmental Research Letters, del Instituto de Física (IOP), se dieron a conocer las cifras exactas del consenso de los científicos sobre el calentamiento global como producto de las actividades del ser humano. Un equipo de la Universidad de Queensland, dirigido por el físico John Cook, examinó 11,994 estudios de revisión por pares que se realizaron sobre el clima entre 1991 y 2011. Entre estos estudios, calcularon cuántos expresaban una opinión o una posición con respecto al calentamiento global: el 97.1% del total respaldó la idea de que el calentamiento global es antropogénico, de que nosotros somos los responsables del periodo actual de calentamiento global.


Autor: gmarceau e IIEH

domingo, 21 de septiembre de 2014

Panamá: Un Presidente despistado

La vicepresidenta y ministra de Exteriores de Panamá, Isabel de Saint Malo de Alvarado, se reúne con el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez. Foto: EFE

Mario J. Viera

Que Rafael Correa exigiera que el general que usurpa el gobierno de Cuba participara en el foro interamericano, no tuvo nada de sorprendente, pues, aunque Correa ejerce la presidencia de su país legítimamente, él es, definitivamente, cachorro de la misma camada castrista. Que los países que integran el bloque ALBA decidieran no participar en la Cumbre de las Américas celebrada en abril de 2012, nada tiene de extraño, porque al fin y al cabo se trata de un club de gobernantes proclives a la dictadura; pero que un presidente electo democráticamente se vincule a la petición albista de darle asiento en la Cumbres de la Américas al usurpador del gobierno de Cuba, es ya una completa incongruencia.

Incongruencia por muchas razones, una de ellas es que Juan Carlos Varela, presidente de Panamá, fue electo por el partido arnulfista, el Partido Panameñista, un partido que siempre mantuvo una actitud antimilitarista y anticomunista. Incongruente porque en entrevista concedida a EFE durante su visita a España, el 8 de septiembre afirmó que “la estabilidad de un gobierno la garantiza principalmente el compromiso de sus dirigentes de mantener una política pública en beneficio de la población y que los recursos del Estado se usen en beneficio de todos”, cuando en Cuba la política pública de castrismo es un completo desastre dirigida a mantenerse en el poder empleando cuantiosos recursos en beneficio exclusivo de una elite de militares y del poder de un partido político que domina y controla como único legalizado todas las esferas del Estado y de la Nación; porque declaró en su discurso de toma de posesión que su propósito era “luchar por la justicia social, siempre basado en el amor al prójimo”, en tanto que el gobierno usurpador de Cuba su “amor al prójimo” lo expresa mediante la represión a cualquier opinión opositora, mediante los vergonzosos actos de repudio, mediante el acoso constante a los representantes de la resistencia pacífica y civilista.

Como también es incongruente con sus declaraciones, su disposición a darle foro al general usurpador del Gobierno de Cuba, que mantiene una camarilla de politicastros y militares siempre colocados por encima de la ley en tanto se mantengan fieles a Fidel y Raúl Castro.

Partiendo de un latinoamericanismo mal formulado declaró en España: “América es un solo continente, incluye a Cuba y hay que ser respetuoso con eso”. Cuba forma parte de América, Cuba es de América Latina; pero en Cuba no existe un gobierno legítimo con derecho a representarle en un foro de debate comprometido “con la integración hemisférica y la responsabilidad nacional y colectiva, a fin de mejorar el bienestar económico y la seguridad” de los pueblos de América. El gobierno usurpador de Cuba no cumple con tales parámetros.

Para justificar su intención de extender la invitación a Raúl Castro, general y usurpador, para su participación en la Cumbre de las Américas a celebrarse en Panamá en abril de 2015, Juan Carlos Varela declaró a EFE: “Tenemos que buscar lo que nos une y dejar por unos días cualquier división política para afrontar retos coordinados”. Premisa falsa que la convierte en falacia. No se trata de diferencias políticas en el caso de Cuba sino de diferencias de principios; en Cuba no existe un gobierno legítimo sino un gobierno usurpador impuesto por la fuerza militar y los órganos  de represión política. Diferencias políticas, que, quizá merezcan obviarse, son las existentes entre gobiernos latinoamericanos de derecha y gobiernos de izquierda, entre gobiernos sujetos al estado de derecho y gobiernos como los integrantes de ALBA; diferencias políticas entre Juan Carlos Valera, por ejemplo, y Rafael Correa, o entre Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro.

Otra incongruencia en la posición panameña de invitar a Raúl Castro a la Cumbre de Panamá, la ofreció la vicepresidenta y canciller de Panamá, Isabel de Saint Malo de Alvarado durante su visita oficial a la isla cuando declaró que el objetivo de su visita a Cuba era “afianzar las históricas relaciones de amistad entre Cuba y Panamá”. ¿Cuáles son esas históricas relaciones de amistad entre el castrismo (no Cuba) y Panamá?

Dejando a un lado el affaire del barco norcoreano “Chong Chon Gang”, las históricas relaciones de amistad del castrismo con Panamá fueron los estrechos lazos que les unió con el régimen militar de Omar Torrijos ─ calificado por Raúl Castro como “entrañable amigo del pueblo de Cuba y del compañero Fidel” ─, participante en el golpe de estado del 11 de octubre de 1968 que derrocó al presidente legítimo de Panamá, Arnulfo Arias Madrid, fundador del partido en el que milita el actual presidente panameño, o su estrecha colaboración con la dictadura militar del general Manuel Antonio Noriega.


Aunque este de Panamá, a todas luces se muestra como un presidente despistado, podría mejorar su cara política si al mismo tiempo que invita al usurpador cubano, invitara a los actores sociales de Cuba a participar en la Cumbre Social que se celebra previo al de la Cumbre de las Américas. Pero no conformarse con invitar a las organizaciones títeres del castrismo como son la oficialista Central de Trabajadores de Cuba, la Federación de Mujeres de Cuba, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y otras de semejante composición, sino invitar también a los actores sociales de la perseguida e ilegalizada oposición cubana, como pudieran ser, representantes de las Damas de Blanco, activistas como Elizardo Sánchez Santa Cruz, Jorge Luis García Pérez “Antúnez”, Guillermo (El Coco) Fariñas Hernández y Oscar Elías Biscet, conjuntamente con integrantes del periodismo independiente.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Yihad contra Yihad

Mario J. Viera

¿Pensarán los musulmanes, cualesquiera que ellos sean, moderados, ortodoxos o fundamentalistas, que los actos de violencia fanática y criminal que practican muchos fervorosos musulmanes no pueden volverse contra ellos mismos y contra todo aquello que parezca musulmán?

¿Creen los musulmanes, los pacíficos, los yihadistas solapados, los temerosos, que no merecen ser vistos todos ellos como sospechosos de terrorismo?

¿Acaso en Occidente no pudiera surgir un movimiento del tipo yihadista contra los yihadistas del mundo musulmán que estuviera dispuesto a pagarles con la misma moneda de ellos y aplicarles la ley del talión bendita en el Coram?

¿Acaso el yihadismo, con su aberrante intolerancia hacia otros credos religiosos, su empecinado anhelo del califato mundial, con sus guerras sucias en el Medio Oriente, no están invitando a una poderosa coalición de las potencias de occidente a enfrentarle cual una nueva cruzada?

¿Creen los musulmanes de cualquier pelaje que Allah o que su profeta Mohammed les protegerá y les conducirá a la victoria frente al tremendo potencial militar de occidente?

¿No pudieran pensar los musulmanes, los que pasan por buenos y los que se presentan como duros, que ya el mundo se está cansando de ellos y que pudieran aparecer manifestaciones de represalias populares contra sus adeptos en los países donde existen comunidades de inmigrantes musulmanes?

¿Por qué los musulmanes, que dicen no ser yihadistas, no han condenado, perseguido y destruidos a esas facciones y a los imanes que predican la islamización del mundo por la fuerza?

¿Hasta cuándo la fidelidad que muestra el mundo occidental hacia la democracia, la libertad de opinión y la libertad de credo estará cobijando alimañas que intentan minar desde dentro de sus sociedades las libertades ciudadanas e imponer un credo retrógrado, e intolerante?


Los musulmanes yihadistas han declarado la guerra a la civilización y se hace imprescindible que el mundo civilizado le declare la guerra a muerte, la guerra de exterminio, sin piedad, al yihadismo musulmán aunque se tenga que recurrir a los métodos más expeditos.

martes, 16 de septiembre de 2014

De rondón en el Gabacho

Mario J. Viera

El que ahora es un tema político más que manoseado en los Estados Unidos es, a no dudarlo, la reforma migratoria. Sí, se ha convertido en un estira y encoje entre los republicanos y los demócratas en la defensa de sus particulares opiniones. Todos, sin excepción, se declaran partidarios de la reforma; pero cada uno con sus muy propios matices, y, por tanto, sin llegar a un acuerdo definitivo. De este modo, la tan cacareada reforma migratoria  parece que finalmente terminará en el limbo de la legalidad. Allí donde mueren las esperanzas y existe el clamor y el crujir de dientes.

Sin embargo el asunto (la “inmigración ilegal”, “no ilegal”, sino, mejor usar el eufemismo “indocumentada” que, en definitiva y simplemente es furtiva o, según el término gubernamental, illegal alien) se va más allá de los debates y confrontaciones entre las cámaras alta y baja del Congreso y entre el Congreso y la Casa Blanca, para convertirse en debate nacional o cuasi nacional y casi casi en un conflicto étnico de enfrentamiento entre hispanos y anglos, como al menos así algunos activistas pro reforma migratoria parecen insinuarle.

Cuando por boca de organizaciones, como Fraternidad Americana, Consejo Nacional de la  Raza, Mujeres Pro reforma Migratoria y muchas otras de semejante carácter, se habla de inmigración furtiva, se piensa solo en la inmigración ilegal proveniente de Hispanoamérica. Nada se dice y nadie piensa en inmigrantes indocumentados e ilegales de Europa, de Asia y de África, solo se piensa en “hispanos”; y cuando se habla de hispanos, al menos por el clamor de las organizaciones mencionadas, se está pensando en mexicanos.

Ciertamente la mayor comunidad de inmigrantes furtivos hacia los Estados Unidos proviene de México, de ahí que los republicanos exigen que antes de hablar de reforma hay que “asegurar” la frontera sur.

¿Cuántos millones de mexicanos se encuentran viviendo en las sombras dentro del Gabacho, como ellos despectivamente denominan al país a donde, a riesgo de sus propias vidas, viajando en el tren terrible llamado “La Bestia”, cruzando a nado el Rio Bravo, atravesando los desiertos de Nuevo México y Arizona, desangrándose en manos de la delincuencia organizada de coyotes y polleros, intentan emigrar?

Ciertamente son muchos. Se calcula (Pew Hispanic Center) que en 2012 el 52 % de inmigrantes furtivos en Estados Unidos provenían de México. En 1996 se calculaba en aproximadamente 2 700 000 los inmigrantes ilegales o indocumentados mexicanos presentes en Estados Unidos.

Según esta misma organización en marzo de 2006 la “población no autorizada” era de 11.5 a 12 millones. En este informe de 2006, se establecía una población de inmigrantes ilegales provenientes de México en 6,2 millones o el 56% de todos los inmigrantes ilegales en Estados Unidos.

Procedentes de la América Latina, principalmente de Centro América, los inmigrantes ilegales alcanzaron una cifra de alrededor de 2,5 millones, para constituir el 22% de todos los inmigrantes ilegales.

De acuerdo con datos oficiales del Gobierno de los Estados Unidos en el 2009, el 62 % de los inmigrantes ilegales en Estados Unidos procedía de México para un total aproximado de 6 millones 650 mil. Procedentes de Centro América se contabilizó aproximadamente en 1 millón 42 mil, para un 12% del total de inmigrantes indocumentados.

Según el Departamento de Seguridad Nacional en el 2012 se hicieron ciudadanas de Estados Unidos 757,434 personas. Provenientes de América Latina y España un total de 298,326, lo que significa que un 39.38 por ciento de los naturalizados eran de origen hispano. De ellos 102,181 mexicanos alcanzaron la ciudadanía estadounidenses; es decir el 34.25%. Los cinco países que más ciudadanos hispanos aportaron al tejido estadounidense en 2012 son México (102,181 naturalizados), Republica Dominicana (33,351), Cuba (31,244), Colombia (23,972) y El Salvador (16,685).

La comunidad hispana en Estados Unidos es numerosa, se calcula que asciende a 50.5 millones de residentes (13% del total), con fuerte presencia en estados como Nuevo México (46.3%), California (37.6%), Texas (37.6%), Arizona (29,6%), Nevada (26,5%), Florida (22.5%), Colorado (20.7%). Sin embargo la comunidad hispana es políticamente débil, pues gran parte de sus miembros no se naturalizan como ciudadanos de Estados Unidos debido a las barreras idiomáticas y a los altos costos que representa económicamente el proceso de naturalización.

En los últimos comicios presidenciales solo el 24% (12.2 millones) de todos los hispanos ejercieron el derecho al voto; o si se compara con el total de hispanos con derecho al voto que, de acuerdo con el Centro Pew Hispano, es superior a los 21.7 millones, su participación fue del 56.2%.

En general y según considera la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Designados y Electos hay un gran problema de participación política en la comunidad latina. Ya sea por falta de leyes que promuevan el acceso al voto de las minorías o por falta de interés de los hispanos por salir a votar. Realmente esta última razón es la determinante en la participación del voto hispano, poco interés en ejercer el derecho al voto. Aquí radica la principal debilidad de toda la comunidad hispana.

¿Y el tema migratorio? Quizá los más interesados sean, precisamente, aquellos que no pueden ejercer el voto, los propios indocumentados o inmigrantes furtivos y principalmente aquellos de origen mexicano. Entre los votantes hispanos el tema de la inmigración no tiene un peso significativo dentro de sus prioridades electorales. Efectivamente en un sondeo realizado por Fox News Latino con vistas a las elecciones de 2012 se estableció que el 48% de los posibles votantes latinos consideró la economía como el asunto más importante que definiría su voto, mientras que sólo el 6% aseguraron que votaría en función del asunto migratorio. La inmigración se colocó en el quinto lugar de prioridades, detrás de preocupaciones como la economía (14%), la educación (11%), y los asuntos sociales (8%), mientras que la seguridad nacional y la defensa fueron mencionadas en sexto lugar, con un 5%.

Estas prioridades no difieren significativamente con los resultados de una encuesta realizada en abril de 2014 por el Public Religion Research Institute y The Brookings Institution, según los datos obtenidos, las prioridades en orden de importancia fueron: 1) empleos, 2) atención médica y déficit presupuestario, 3) valores morales, 4) inmigración y 5) cambio climático.  

Resulta patético escuchar las alegaciones de algunas organizaciones “pro inmigrantes” ilegales (principalmente de mexicanos). Unos dicen que esos inmigrantes han llegado para fortalecer la economía americana; otros dicen que aquellos que se oponen a una reforma integral de inmigración o aquellos que no son lo suficiente cálidos a favor de la misma están en contra de “nuestra comunidad”; muchos alegan que Estados Unidos es tierra de inmigrantes y hasta denominan al presidente Barack Obama como “deportador en jefe”.

Vemos muchas manifestaciones reclamando, más bien, exigiendo que se legalicen los indocumentados ─ los inmigrantes furtivos ─, y lo reclaman alegando que es su derecho, su derecho humano. Así se desfila en fechas significativas del comunismo como es la del Primero de Mayo o se presentan filmes como “Un día sin mexicanos”, o se organizan boicots en algunos estados. Todo un movimiento de reclamo en tierra extranjera.

Estados Unidos, ciertamente, es un país de inmigrantes, como lo han sido en sus inicios todos los países del continente. Estados Unidos es la meta ambicionada para todos los desesperados del mundo que sufren la agonía de sus economías. La miseria presente en muchas regiones de América Latina, en pueblos empobrecidos, sin adecuada asistencia médica, sin presencia de escuelas, con altos índices de desempleo y con empleos con paupérrimos salarios, unido a la violencia, al crecimiento de la delincuencia organizada junto a una escandalosa corrupción administrativa, impone a los más necesitados huir de sus países en busca de una considerable mejoría en sus condiciones de vida, y huyen ¿hacia dónde?, hacia los Estados Unidos, país con el que no sienten particular simpatía en la generalidad de los que en él buscan refugio.

Por supuesto a gobiernos como el de México, El Salvador, Honduras y Guatemala, la emigración masiva de sus países les conviene, les quita presión social, le reportan un buen ingreso de divisas provenientes de las remesas familiares de sus migrantes. En estos países existen cuatro industrias megamillonarias: el narcotráfico, los secuestros, el contrabando humano y las remesas desde el exterior. Realmente cuando en un país sus ciudadanos emigran masiva es porque existe en ese país un grave problema de gobernabilidad.

Llegan a arañar la tierra, a conseguirse un dólar a como sea, a reunir un poco para enviarlo a sus familias dejadas atrás en sus tierras y sin el menor esfuerzo para identificarse con los patrones de conducta, creencias y hábitos de la sociedad donde, de modo solapado, se han insertado. La gran mayoría de los que aquí llegan poseen bajos índices académicos y sin dominio del inglés obligándose a emplearse en trabajos de bajas calificaciones.

Estados Unidos es un país de leyes. Esto se repite hasta hacerse una frase trillada, pero es verdad, y el Ejecutivo de este país, como se supone para el Ejecutivo de cualquier otro país, está obligado, en primer lugar, a cumplir las leyes; en segundo lugar, a hacerlas cumplir. Entre otras leyes que un presidente de Estados Unidos está obligado a hacer cumplir, están las de inmigración que ordenan deportar a los que de modo ilegal han entrado al país.

De acuerdo con cifras divulgadas por la BBC (26 de marzo de 2014), en 2013 fueron deportadas 368.644 personas. Unos 133.000 deportados fueron aprehendidos en el interior del territorio estadounidense en tanto que 235.000 fueron detenciones en la frontera con México. Más de la mitad de los deportados, el 59% o un total de 216.810 estaban condenados por  un delito (crimen) anterior. La mayor parte de los deportados en ese año fueron los mexicanos con un total de 241. 493; guatemaltecos 47.769 y hondureños 37.049.

México no es Cuba, ni mucho menos Corea del Norte, donde se reprimen las manifestaciones de protestas, donde no existe prensa independiente del Estado, donde están ilegalizados los partidos de oposición y solo domina un poderoso Partido-Estado, que reprime con prisión y golpizas cualquier manifestación disidente.

Si con el mismo entusiasmo que los mexicanos exigen un derecho que no les corresponde en los Estados Unidos, en el Gabacho, exigieran en su país mejores condiciones de vida, mejores salarios, más oportunidades de prosperidad, eliminación de la corrupción en todas las estancias gubernamentales y judiciales, lucha efectiva contra la delincuencia organizada y la violencia, haciendo uso de las protestas masivas, agrupándose dentro de organizaciones que se creen para impulsar estos reclamos, exigiéndoles a los políticos locales con el ejercicio del voto, impulsando fuertes campañas a favor de las demandas sociales; exigiendo que desaparezcan las condiciones socio-económicas que incentivan a la emigración, quizá, tal vez, los mexicanos no se vean forzados a escapar de su país huyendo de la miseria, ni tener que entrar de rondón en el gabacho para vivir en un mundo de sombras y, entonces sí y solo así podrán proclamar su chovinismo gritando: “¡Viva México!”, “¡Como México no hay dos!” y puedan lanzar su eterna consigna de “¡Sí se puede!”.


No olviden que en México no está instaurado un régimen totalitario, aunque la democracia allí, todavía le falta mucho para ser una verdadera democracia. Allí pueden luchar sin necesidad de hacer reclamos en el Gabacho, en Gringolandia. 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Claves para entender a Obama

Fernando Mires. BLOG POLIS


Es ya lugar común referirse a la “decadencia” de los EE UU. Mi afirmación será contraria: Obama ha fortalecido la imagen de su nación elevándola a posiciones de poder que no había logrado ocupar desde el comienzo del periodo post- Guerra- Fría.

Para sustentar dicha, tal vez para muchos, arriesgada tesis, será necesario destacar que la mayoría de los críticos de Obama no ha sabido distinguir entre dos conceptos elementales de la política: me refiero a los de dominación y hegemonía. La diferencia es importante. La dominación se basa en la fuerza militar. La hegemonía, en el liderazgo. O dicho a través de una comparación: Durante Bush, EE UU ejerció dominación, pero ningún liderazgo. Durante Obama, EE UU ejerce mayor liderazgo, renunciando a determinadas formas de dominación. Ese punto lo dejó muy claro Obama en su discurso del 11.09.2014. 

Cuando el gobierno de Obama sea analizado sin las pasiones y confusiones de nuestros días, será inevitable referirse a los tres grandes éxitos de su política internacional. Ellos son:

  1. Restauración política y militar de la Alianza Atlántica
  2. Demarcación de los límites geográficos y militares del imperio ruso.
  3. Notable aumento de influencia en el espacio islámico.

De más está decir que ninguno de los puntos mencionados puede ser analizado con prescindencia de los otros. La restauración de la Alianza Atlántica, por ejemplo, no es un “hecho en sí”. Ocurrió  frente a las extralimitaciones de Putin (invasión de Crimea y agresión a Ucrania) y del aparecimiento de una amenaza internacional como el EI (o ISIS) en Irak y Siria.

En ese sentido los gobiernos europeos no se diferencian de los no europeos. Solo están dispuestos a actuar unidos bajo la condición de que exista un enemigo común. Pero no un enemigo hipotético o preventivo, sino un enemigo visible y actuante. Así ha ocurrido con las dos coaliciones internacionales formadas recientemente entre Europa y los EE UU. Ni las agresiones de Putin ni las salvajadas de EI son inventos intelectuales. 

Al suelo caen las necedades de algunos críticos cuando se refieren a una Europa decadente (versión nueva de la vieja tesis proto-fascista de Oswald Spengler respecto a la “decadencia de Occidente”). Europa, lo está demostrando, está dispuesta a actuar en el concierto de las naciones, si es que las condiciones así lo requieren.

Por supuesto, la coalición atlántica no podrá mantenerse en el tiempo sin diferencias e incluso deserciones. Algunos gobiernos tienen demasiados compromisos con Rusia y el cercano oriente es para ellos todavía lejano. De modo inverso, Polonia, la República Checa y los países bálticos, exigen una mayor decisión de la OTAN frente a Rusia. Lo importante, en cualquier caso, es que el eje formado por Gran Bretaña, Francia y Alemania ya está formado.

¡Qué lejos se ven los tiempos cuando Bush invadía naciones sin más apoyo que Inglaterra! Pocas veces, como sucedió bajo Bush, EE UU estuvo tan aislado del mundo. Hoy, en cambio, Obama emerge como líder de un bloque que concita el apoyo de diversos gobiernos.

Por cierto, una demostración global de fuerzas trae consigo riesgos. Si Rusia es ─ como subrayó Obama ─ solo una potencia regional, es también una potencia nuclear. Pero sin una demostración de fuerzas, Putin será aún más peligroso.

Ya llegará el momento de hacer concesiones a Putin. Pero serán muchas menos si hoy se actúa con una fuerte demostración de poder. Esas concesiones tendrán por cierto límites. Uno de esos límites es Ucrania. Pero Ucrania no es una pelota de pimpón sino una nación soberana. Un acercamiento de Ucrania a Rusia, si es que ocurre, solo puede ser decisión del gobierno ucraniano. Los tiempos en que Stalin, Roosevelt  y Churchill se sentaban para repartirse el mundo, ya quedaron atrás. Ese es un grave problema para Rusia.

La mayoría de la población de los países satélites de Rusia quiere acercarse a Occidente. Pero hasta ahora no se ha sabido de alguna nación occidental cuyos habitantes sientan atracción por Rusia. Esa es la gran diferencia entre Rusia y la URSS. Rusia es una potencia geográfica sin proyecto histórico.

De la misma manera, los riesgos de que en 2014 se repita algo parecido a 1914, como suponen los supersticiosos, son menos que mínimos. Rusia ya no está en condiciones de ser miembro de una coalición junto a países occidentales como en  1914. Con excepción de gobiernos títeres como el de Bielorrusia y la retórica vacía de un par de gobernantes latinoamericanos, Rusia no tiene a nadie en el mundo. 

Problemática pero aún más eficaz ha sido la coalición lograda por Obama frente al peligro de un califato en Irak y Siria. Problemática, porque precisamente en el Oriente Medio, Putin había logrado formar un eje junto a la Siria de Al- Asad y el Irán de Ahmadineyah.

Cuando las naciones europeas se negaron a apoyar a los EE UU y delegaron a Putin el control sobre las armas químicas sirias, Obama pareció perder puntos. Y bien, precisamente ahí demostró sus condiciones de estadista. En lugar de lidiar con Rusia se acercó a Irán. Fue una jugada maestra. Tuvo así lugar un verdadero trueque. El presidente Rouhaní, interesado en un mayor desarrollo económico, aceptó posponer planes nucleares a cambio de apoyo tecnológico en otras áreas de la producción. El resultado está a la vista: en la coalición anti-yihadista, Obama cuenta con el apoyo de Irán. Si eso es debilidad........

Más todavía, aún pese a los bombardeos de Israel en el Gaza, nunca en toda su historia, ni siquiera durante la Guerra Fría, EE UU ha tenido tantos aliados en el Oriente Medio. Todas las potencias regionales –Turquía, Egipto, Arabia Saudita e Irán ─ han pasado, objetivamente, sea de modo tácito o explícito, a formar parte de la gran coalición antiyihadista junto a Irak.


Curiosa paradoja es que las más acerbas críticas a Obama vienen de América Latina. Por un lado, de los restos de la izquierda viuda (de la URSS). Por otro, de comentaristas situados a la derecha del Tea Party norteamericano. Pero ¿a quién le importa hoy América Latina?

viernes, 12 de septiembre de 2014

Ni traidor ni héroe


Sergio Muñoz  Bata. EL NUEVO HERALD

Los republicanos le acusan de actuar como si fuera rey y los activistas le reclaman por no gobernar por decreto. La verdad es que el presidente Barack Obama hace lo que puede y es en este sentido que debe verse su decisión de atender a las súplicas de algunos de los demócratas aspirantes a una curul en el Senado aplazando hasta después de las elecciones de noviembre la emisión de acciones ejecutivas para aliviar el status de ciertos grupos de indocumentados.

Dada la extrema politización del tema por parte de los republicanos en el Congreso, el presidente cree que sería dañino para la política migratoria y sus perspectivas a largo plazo anunciar acciones ejecutivas antes de la elección”, declaró a los medios una fuente anónima del gobierno.

El temor de Obama, según dicen sus voceros, es que si se asocia la derrota electoral de un puñado de senadores al tema migratorio, con o sin razón dada la variedad de temas difíciles en esta elección, la posibilidad de una reforma migratoria integral se esfumaría. No quieren que pase lo mismo que sucedió en 1994, cuando el tema de control de armas resultó fatal para los demócratas.

Por supuesto que el tema migratorio no es el único problema de la agenda doméstica que enfrentan los demócratas. La impopularidad del Presidente; la continuación de la implementación de la Ley Sanitaria; la pendiente decisión sobre el oleoducto Keystone son algunos de los temas más urgentes.

En lo referente a la política exterior, también habría que considerar la incertidumbre que existe en el electorado por la proliferación de crisis en Siria, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Israel, Palestina, Ucrania y Rusia. Curiosamente, nada de esto ayuda a los demócratas porque los votantes en los distritos que están en juego parecen haber olvidado que fue un presidente republicano el que metió al país en el embrollo del Oriente Medio, y porque es más fácil juzgar al dirigente en turno.

Aun cuando en términos generales el flujo migratorio de América Latina a Estados Unidos ha disminuido debemos admitir que la crisis creada en la frontera con la llegada masiva de decenas de menores indocumentados de Centroamérica a comienzos del verano ha “politizado” más aún el tema.

El nuevo aplazamiento de las acciones ejecutivas ha provocado reacciones de ira en varios frentes. Con asombroso desparpajo que raya en el cinismo, el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner ha dicho que, “la decisión de simplemente retrasar esta acción unilateral que es profundamente polémica y posiblemente inconstitucional hasta después de las elecciones — en lugar de abandonar la idea por completo — huele a pura política’’. ¡Qué sorpresa! Boehner empieza a descubrir que el quehacer de los políticos, como él, ¡es la política!

Algunas organizaciones defensoras de los inmigrantes también han criticado al presidente calificando su anuncio como una “traición” más a la promesa de lograr una reforma migratoria integral de ganar la presidencia.

Desde mi punto de vista el argumento central del presidente para posponer las medidas es irrefutable. Hacerlo ahora aumentaría el riesgo de perder la mayoría demócrata en el Senado y dejar las dos alas del Congreso en manos de los republicanos. El problema para los demócratas en el Senado es que la coalición que hizo posible el triunfo de Obama en el 2008 y el 2012, carece del músculo político necesario para ganar elecciones intermedias en los estados en los que las curules están en juego, por ejemplo en Arkansas, Alaska, Luisiana y Carolina del Norte.

Es cierto que Obama pudo hacer algo para evitar la deportación de miles de trabajadores que no eran criminales. Pero también hay que reconocerle que gracias al programa que suspende la deportación de jóvenes sin papeles y les permite trabajar temporalmente, miles de jóvenes han podido darle a sus vidas cierta estabilidad.


Hoy se acusa al presidente de ser oportunista por prometer cambios radicales a cambio de votos. Yo creo que la realidad es que el voto latino solo tiene cierta fuerza en ciertos estados como California y en elecciones presidenciales cuando se coaliga con otras fuerzas para mostrar que el voto urbano supera al voto rural. Exigirle resultados positivos cuando la realidad política no lo permite es un craso error. Esperemos a que pase la elección intermedia para exigirle que cumpla sus promesas. 

jueves, 11 de septiembre de 2014

“Cruzada” inevitable


Vicente Echerri. EL NUEVO HERALD

Salvo por los nuevos armamentos y tecnologías, el anuncio de la reciente coalición que encabeza Estados Unidos contra el agresivo califato islámico, establecido por el terror en parte de Siria e Irak, tiene un sabor antiguo. No se ha llamado una “cruzada” porque ese nombre produce un instintivo repelús entre los musulmanes con los cuales, desde luego, hay que contar para esta campaña; pero de algo parecido se trata. No es una guerra religiosa, pero sí un choque de civilizaciones, entre Occidente, que es hoy más una cosmovisión que un concepto geográfico, y estos movimientos que se proponen la vuelta a la Edad Media a través de la violencia. El escenario tiene abolengo: Siria y Mesopotamia, donde se nos ha dicho que empezó la Historia y donde, según las religiones del Libro, tuvo su sede el Paraíso.

¿Por qué el fundamentalismo musulmán encuentra esta cantera de fanáticos —aunque se trate de una minoría entre los más de mil millones de mahometanos — dispuestos a cometer unas atrocidades (degüellos, lapidaciones, tortura, imposición exclusiva de su fe) que los avances científicos y tecnológicos del mundo reducen a primitivos actos de barbarie? ¿Cómo pueden estos jóvenes nacidos en la era espacial y de las vertiginosas comunicaciones — de las cuales se valen, además, para su propaganda — aspirar al establecimiento de un despotismo arcaico en medio de un desierto? Y algo más importante aún, ¿por qué Occidente, ápice de la cultura del mundo, tiene el deber de combatir este fenómeno hasta su erradicación?

La respuesta a todas estas interrogantes es una sola: la globalización; que el mundo se haya reducido en grado notable, y que apenas queden resquicios donde no se ejerzan los medios y arbitrios de Occidente, provoca un profundo sentido de frustración y de acoso entre estos beduinos que ven sus “valores” amenazados y preteridos por la pujante sociedad de consumo que dicta el orden universal. La religión tradicional, sea ésta cual fuere, es la primera víctima de la desafiante contemporaneidad, que la despoja de sentido y la reduce a un cascarón litúrgico. El cristianismo tiene, por su propia naturaleza sincrética, mayor elasticidad para enfrentar este reto. El islam, en su desnuda elementalidad, ve en ese nuevo orden un peligro mortal, al menos por boca de sus portavoces más enfáticos que quieren ampararse en la pureza de una religión que perciben culturalmente sometida. La militancia terrorista es la expresión desesperada de una fe que no se resigna al folclore en que la convierte el mundo actual.

Por la misma razón de vivir en un planeta que se nos ha empequeñecido y en el que nuestra sociedad dicta las pautas (democracia, respeto a los derechos humanos, libertad de comercio, etc.), Occidente tiene la obligación de enfrentar y aniquilar estos brotes de barbarie dondequiera que aparezcan, y de los cuales el llamado Estado Islámico presenta actualmente la mayor virulencia. Dicho de otra manera, este califato surge no tanto contra el tiránico régimen de Siria o el débil, desunido y corrupto gobierno de Irak, sino contra el orden occidental, que impone sus reglas en todas partes. De ahí por qué el secretario de Estado John Kerry dijera esta semana que el mundo no puede observar pasivamente la propagación del “mal” que representa el Estado Islámico y que era preciso poner en vigor un “plan global” para derrotar lo que, por su parte, el nuevo primer ministro iraquí catalogó de “cáncer”.

Pese a la claridad con que se presenta este desafío, sigue habiendo voces en Occidente — tanto en Europa como en Estados Unidos — que, en nombre de un pacifismo a ultranza o mal entendido, insisten en que nos mantengamos al margen de cualquier ejercicio bélico. A esta gente le repugnan las bombas americanas que están cayendo nuevamente en Irak — y que caerán muy pronto en Siria — para ayudar a la liquidación de un fenómeno cuya sola existencia amenaza el sistema que nuestras sociedades encarnan. Algunos hasta han llegado a decir que tendríamos que hacernos a la idea de convivir con ese califato.


Esperemos que el aldeanismo de ciertos políticos no logre descarrilar la obligación — que el presidente Obama ha empezado a ver con claridad — de combatir y derrotar, dondequiera que se presente, al extremismo islámico que, como dijera Borges del nazismo, “adolece de irrealidad […] es inhabitable”.

martes, 9 de septiembre de 2014

En casa ajena

Mario J. Viera


Imaginemos algo que pudiera considerarse insólito. Imaginemos que usted tiene una casa bonita, bien cuidada, ventilada y salubre. Imaginemos que esa casa de usted cuenta con sala y comedor amplios, con cinco dormitorios y dos baños. Imaginemos que usted forma parte de una familia, digamos, de cuatro miembros: Usted, su esposa y dos hijos, un varón y una hembra; es muy probable que usted se sienta satisfecho y tranquilo, contento con lo que la vida y su esfuerzo le han concedido.

Imaginemos que existe una casa vecina suya; pero muy diferente a la que usted habita. Una casa, triste, bastante descuidada y hasta insalubre. Imaginemos que esa casa por dentro es un desastre, con solo dos dormitorios y un baño con más semejanza a una letrina que a un cuarto de baño sanitario. Imaginemos una triste composición familiar de los moradores de esa casucha de al lado: Un esposo despreocupado, una esposa gruñona y una gran prole entristecida y desatendida.

Quizá usted se sienta conmovido por la triste condición de sus vecinos y quizá hasta les ha dado alguna ayuda material. Tal vez al cruzarse en la acera ustedes y sus vecinos han intercambiado algún que otro saludo amable. Luego usted ha continuado con su tranquila existencia, mientras sus vecinos continúan viviendo en la angustia. Probablemente ellos les observen a ustedes con recelos, quizá hasta se refieran a usted con un despectivo mote. ¿Es posible? Sí, así es el ser humano.

Sigamos imaginando. Una noche tres de los hijos del matrimonio de al lado se introducen sigilosamente en la casa de usted a través de una puerta trasera, sin intenciones de robar, solo con el deseo de habitar en ese cuarto ventilado que usted no ocupa. Ellos se mantienen en ese dormitorio escondidos, disimulados, pero sintiendo que están en la gloria en comparación con su vida anterior.

Así transcurren los días, usted viviendo en su habitual tranquilidad sin sospechar que hay intrusos en su casa; ellos en su anonimato y en el acomodo a su nueva vida. Un buen día, usted descubre la presencia de los intrusos.

¿Tenemos que imaginar cuál sería la reacción de usted?

Quizá usted lo primero que piense será en la seguridad de su familia ante la presencia de esos que, para usted, son completamente ajenos y extraños. ¡Es natural!

Usted gritará: “¡Intrusos, hay intrusos en mi casa!” De inmediato tratará de expulsarlos de su casa ─ ¿quién no haría igual? ─, quizá primero empleando medios persuasivos, luego, si no le queda otro recurso, por la fuerza.

Ahora imaginemos otra absurda situación: la reacción de los intrusos.

Ellos, molestos, se sientan sobre el piso: “De aquí nadie nos mueve”, dicen y rompen en llantos y quejidos, “Somos muy pobres y ustedes tienen todos los recursos. Es injusto, tenemos derechos y hasta traemos con nosotros a nuestros hijos. No pueden echarnos, ni alejarnos de nuestros pequeños. Vamos a reclamarle al mismísimo Dios para que nos ampare”.

Entonces los vecinos de usted, los de la destartalada casa de al lado, inician una gran protesta defendiendo a sus tres hijos que han penetrado furtivamente en la casa de usted y le gritan diciendo: “Son injustos, son inhumanos, no merecen ser nuestros vecinos”.


Hasta aquí dejo esta hipotética historia y me pregunto, ¿tendrá usted, finalmente, que aceptarles y acogerles como si fueran miembros de la familia de usted?