lunes, 19 de diciembre de 2016

QUE SEA LA PRIMERA Y ULTIMA VEZ…

Mario J. Viera

Sobre el “articulejo” de Carlos Alberto Montaner, “Trump, China y la trampa de Tucídides”.

No acostumbro a dar explicaciones de por qué reproduzco artículos tomados de diferentes medios con los cuales coincido en opiniones; pero siempre hay una primera vez y también una vez última y, en este caso, coincide el ser primera y última vez. Sencillo, porque yo reproduzco los artículos que me vengan en gana y que coincidan con mi manera de pensar y de opinar, no porque sus autores piensen por mí. Y^ esto lo que hice cuando reproduje ese artículo de Montaner y que en el post de Facebook donde lo coloque puse como entrada las siguientes palabras, luego de reproducir uno de sus párrafos:

No me vengan a decir ahora que Carlos Alberto Montaner es comunista, porque él no es ni siquiera de centro izquierda. Antes lo aplaudían y le consideraban maravilloso, ahora quizá le acusen de tonto ¿Será posible?

Pero no, no lo acusaron de tonto, los bulliciosos seguidores de Donald Trump, sino de ser un mercenario de la CNN:

No, no es tonto, pero ante la falta de venta de sus noveluchas se ve obligado a luchar a brazo partido por el estipendio que le da CNN. El que paga manda y si nada contra la corriente se queda sin jama.

Y no solo eso, también le consideraron:

desprestigiado por su ambivalencia y falta de criterio propio...hoy esta con Dios y mañana con el diablo.... si fuera un político podría entenderlo...pero nada más lejos de un político que el escritorcillo con ínfulas Baroja...

Sin embargo, cuando se analiza este que denominan “articulejo”, no hay señal alguna de ataque en contra del magnate devenido en Presidente de Estados Unidos solo por la gracia y bendición del Colegio Electoral. No se trata de ninguna crítica, más bien, Montaner solo está adelantando advertencias que el nuevo presidente deberá tomar en consideración o echarlas a un lado, según su parecer; pero resulta ser que, para los fervientes y bulliciosos seguidores de Trump, cualquier cosa, que por muy delicadamente que se exprese pueda semejar una crítica a su líder la toman como si les estuvieran arrojando una ofensa personal.

Montaner inicia su artículo con estas palabras, que no hicieron mayor efecto en los sentimientos de los entusiastas trumpistas:

Me parece bien que el presidente electo Donald Trump le respondiera la llamada a Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán. Lo cortés no quita lo prudente. Se trata de una mujer educada e inteligente. Taiwán, pese a todo, es una isla aliada de Washington con la que existen vínculos históricos muy fuertes en el orden económico y militar (...) El presidente de Estados Unidos tiene derecho a hablar con quien desee y la diplomacia china no debiera ser tan quisquillosa y sensible por asuntos simbólicos”.

Hasta yo que no me trago a Trump, aunque me lo envuelvan en gelatina, felicité su acto, y aunque para Montaner se trata de “un gesto de cortesía” que “no pone en peligro la política de ‘Una China’ proclamada desde tiempos de Jimmy Carter”, en mi opinión es un reto a esa tesis, aunque el mismo Trump, no se hubiera percatado de lo que había hecho. En realidad, fue un bofetón dado en pleno rostro al Dragón Amarillo. Acto seguido, el autor hace su primera advertencia:

...resulta mucho más peligroso amenazar a ese país con sanciones económicas y tarifas arancelarias debido a la balanza comercial favorable que China posee con relación a Estados Unidos, como si las transacciones comerciales arrojaran una suma-cero en las que uno gana todo lo que el otro pierde.

Y esta opinión de Montaner coincide plenamente con lo que, en cierta ocasión, en un debate con un amigo fiel partidario de Trump, yo le había dicho con más o menos iguales palabras.

Coincido plenamente con Montaner cuando afirma:

 “algunos trabajadores norteamericanos pierden sus empleos debido a la competencia china, pero el ahorro por los bienes adquiridos en ese país se transforma en otros empleos creados en Estados Unidos. No en balde el nivel de desocupación de la fuerza laboral norteamericana es de apenas un 4.6%”.

Es a partir del cuarto párrafo del artículo de Montaner que se arma la de Santa María. Comienza diciendo algo con lo que coincido plenamente:

A Estados Unidos, en números grandes, no le perjudica contar con una enorme fábrica en el Pacífico que les suministra bienes a los consumidores norteamericanos, entre un 30 y un 40% más baratos que si fueran productos equivalentes fabricados en Estados Unidos...”

Entonces hace una afirmación, que a los tan ilustrados seguidores de Trump en temas de economía y finanzas, despierta su furia:

“...a cambio de un papel moneda totalmente hegemónico que no tiene otro respaldo que el inmenso prestigio del país emisor”.

Una afirmación que conduce a una ambivalente interpretación y confusión. Ante esta afirmación yo me coloqué un signo de interrogación y tal como le dije a Reynaldo Soto, uno de mis amigos y detractores, “a tí te puede molestar lo que dijera (Montaner) sobre la moneda de Estados Unidos de acuerdo a tus conocimientos en economía y finanzas, yo de eso no opino, paso sin ficha, porque mis conocimientos sobre finanzas no son muy amplios que digamos”. Antes Soto había declarado tajantemente:

 “en este escrito de Montaner llegué hasta aquí: "a cambio de un papel moneda totalmente hegemónico que no tiene otro respaldo que el inmenso prestigio del país emisor". Afirmar esto acerca de la moneda de una de las economías más sólidas del mundo, donde si bien no se producen ya las baratijas que se hacen en China, se siguen produciendo montones de productos de alta tecnología, artículos de consumo importantes como aviones, carros, maquinaria pesada, entre millones de otras cosas, pone a cualquiera a dudar acerca de las capacidades como economista del individuo de marras”.

Ciertamente hay que ser osado o negligente cuando se hace un juicio a la ligera de un tema leído de prisa sin antes hacer un análisis del tema y de tratar de buscar información. Yo volvía al tema... ¿“un papel moneda sin otro respaldo que el prestigio del país emisor”? Me pregunté, ¿se está refiriendo al billete de banco, al dólar? Me contesté: “No puede ser, el dólar tiene el respaldo de los fondos de oro y plata que se guardan en el Tesoro de Estados Unidos, además de contar con el respaldo de su poderosa economía industrial y tecnológica”. La clave me la dio el propio Montaner cuando dijo:

Una parte sustancial de los beneficios que obtienen los chinos (o las compañías norteamericanas que allí fabrican) los emplean en la adquisición de bienes norteamericanos, en la compra de bonos del tesoro de Estados Unidos...”

Entonces ¿qué son los bonos del Tesoro de Estados Unidos?: ¡Un papel moneda hegemónico! Algo que se vende y que se compra, algo que gana y pierde valor de mercado y que cuenta con el respaldo de la “entera fe y credibilidad” del gobierno de los Estados Unidos. Como reconozco que mis conocimientos en estos temas son prácticamente cero y tengo que “pasarme sin fichas”, comencé a indagar, y esto es lo que encontré:

los valores del Tesoro de los Estados Unidos (tales como letras, pagarés y bonos) son obligaciones de deuda emitidas por el gobierno estadounidense. Debido a que tales obligaciones de deuda están respaldadas por la "entera fe y credibilidad" del gobierno de los Estados Unidos y dada su potestad de recaudar ingresos tributarios y de imprimir moneda, la inversión en Bonos del Tesoro de los Estados Unidos está considerada como la más segura”.

Los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, son papel moneda, “sin otro respaldo que el prestigio del país emisor” (Estados Unidos); es decir, respaldados “por la ‘entera fe y credibilidad’ del gobierno de los Estados Unidos”.

Así, Montaner se refiere de nuevo al tema del papel moneda (bonos del Tesoro de los Estados Unidos” que solo cuenta con el respaldo del inmenso prestigio del país emisor cuando advierte:

China es el mayor tenedor extranjero de deuda norteamericana: cerca de un billón y un tercio de dólares (trillón y un tercio si lo decimos en inglés), seguido de cerca por Japón. Si comenzara una guerra comercial entre Washington y Pekín y los chinos pusieran a la venta sus bonos o una parte de ellos, Estados Unidos deberá hacer más atractiva su deuda aumentando los intereses, lo que repercutiría terriblemente en el pago total y obligaría al país a aumentar los impuestos para hacerles frente a las obligaciones, dado que la deuda norteamericana ya sobrepasa el 106% del PIB”.

Un hecho este que ya ocurriera a mediados de este año cuando China y Arabia Saudí vendieran una gran cantidad de bonos del Tesoro de Estados Unidos. “En una continuidad de su política monetaria ─ reportó Rusia Today en su página digital ─, Pekín se deshizo en julio último de 34.000 millones de dólares en bonos, la mayor desde 2012, reteniendo un total de 1.185 billones, también el menor desde 2012. De esta manera, intenta hacer frente a la devaluación de su moneda”. En la crisis de agosto, China vendió 31.000 millones de dólares en bonos USA.


En conclusión, cuando se haga una afirmación contundente sobre temas que no conocemos o entendemos, lo primero que hay que hacer es buscar información adecuada para no caer en el ridículo y poner en evidencia nuestra total ignorancia.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario