martes, 21 de febrero de 2017

El Estado corporativo que no cuajó (continuación)

Mario J. Viera



Capítulo LVIII del libro aún no publicado Amigos, Aliados y Enemigos: Un análisis crítico de la Era del Castrismo (Segunda Parte)

A lo largo de los años 1959 hasta 1961, el Gobierno Revolucionario representado en la persona de Fidel Castro, como líder máximo de la revolución, va impulsando un proceso, caracterizado inicialmente por el populismo ─ rebaja de las tarifas eléctricas y telefónicas, rebaja de los alquileres ─ y continuado luego por medidas dirigidas hacia el establecimiento de un sistema político, económico y social de carácter corporativista. Un sistema de rígida intervención estatal en la economía y en todas las esferas sociales, con un elevado concepto de Nación, que pretendía, tal como lo concebía la doctrina fascista, integrar en corporaciones a campesinos, obreros, técnicos y empresarios, y, mediante la regulación de la producción y la fijación de los salarios, suprimir supuestamente los conflictos sociales que derivan en huelgas y cierres de empresas[1].

La Nación en el agitar de las masas y la unidad de los sectores nacionales siempre presentes en la retórica de Castro; así el 26 de octubre de 1959, luego del arresto del comandante Huber Matos y de la excursión aérea sobre La Habana de Díaz Lanz, hace una patética exhortación a la defensa colectiva de la revolución: “…la nación, orgullosa de sí misma; la nación, orgullosa de su destino; la nación, orgullosa de su obra, pensando por primera vez como nación, unidos todos en un propósito noble; fuera de ella y contra ella, todos los que no son capaces de comprender ese noble propósito de la nación; con sus gallardos soldados guajiros; la nación, con sus campesinos, que constituyen la mitad del conglomerado social; la nación, con sus obreros; la nación, con sus estudiantes; la nación, con sus profesionales; la nación, con sus hijos dignos, vengan del sector de donde vengan …”[2].

Las que Braddock denominara “drásticas medidas económicas y sociales” que ya antes del 4 de abril de 1959 había implementado el Gobierno Revolucionario, de ningún modo habrían podido “ser resultado de la influencia comunista”, creer esto es tener un conocimiento insuficiente de la mentalidad egocentrista de Castro; él no acepta influencia de otros que no sean sus propios criterios, aunque puede inspirarse en figuras como Gaitán, Haya de la Torre, Cárdenas, Perón y José Antonio Primo de Rivera. Eran medidas de carácter populistas en un inicio, luego las medidas que tomaría, tendrían ya mayor alcance político, económico y hasta sociales. Entre todas estas últimas, la más trascendental fue la proclamación de la Reforma Agraria. Cuando en los Por Cuanto de la parte introductoria, así como en sus articulados, la Ley de Reforma Agraria de 17 de mayo de 1959 no puede ser considerada, aunque muchos opinen lo contrario, como una ley de carácter socialista, caso diferente a la denominada Segunda Ley de Reforma Agraria de 3 de octubre de 1963 que sí era eminentemente de corte estalinista. Tal como las reformas agrarias de México durante el gobierno de Lázaro Cárdenas 1934 a 1940, de Bolivia en 1954 impulsada por el presidente Víctor Paz Estenssoro y su partido Movimiento Nacionalista Revolucionario (Decreto Ley 3464 de 2 de agosto de 1953), de Guatemala bajo el gobierno del coronel Jacobo Arbenz (Decreto 900). Todas de carácter nacionalista y con un fuerte contenido populista.

Es evidente que con la proclamación y puesta en ejecución de la ley agraria, el castrismo pretendía el “crecimiento y diversificación de la industria” considerado como uno de los factores para el progreso (primer Por Cuanto) que implícitamente se estaba refiriendo a la empresa privada, tal como se plantea en el segundo Por Cuanto cuando se dice que las normas que la Revolución se ha propuesto dictar “darán resguardo y estímulo a la industria” y estarán dirigidas a impulsar “la iniciativa privada mediante los necesarios incentivos, la protección arancelaria, la política fiscal y la acertada manipulación del crédito público, el privado y todas las obras de fomento industrial”; por todo ello, la ley se proponía (tercer Por Cuanto) la formación de un mercado interno que contribuyera “a la creación de industrias que resultan poco rentables en un mercado reducido y a consolidar otros renglones productivos…” lo que sería factible con “la elevación de la capacidad de consumo de la población mediante el aumento progresivo del nivel de vida de los habitantes de las zonas rurales…”; “el bajo nivel de vida de la población cubana y, en especial, la rural con la consiguiente estrechez del mercado interior” ─ se consideraba en el  décimo Por Cuanto ─ sería incapaz “de alentar el desarrollo nacional de la industria”. Propósito fundamental que se perseguía con la ley era la reforma de las estructuras agrarias de monocultivo y latifundismo para propiciar el desarrollo de un mercado interno que estimulara la inversión privada en el desarrollo industrial. Base esta indispensable para el establecimiento de un Estado Corporativo que se complementa con el fundamento recogido en el decimosegundo Por Cuanto: “La producción latifundaria, extensiva y antieconómica, debe ser sustituida, preferentemente, por la producción cooperativa, técnica e intensiva, que lleve consigo las ventajas de la producción en gran escala”.

El estímulo a la producción cooperativa no era en esencia un proceso de colectivización agraria tal como se implementó en la Unión Soviética, cuando se obligó a los campesinos propietarios de tierras de labranza a integrarse en los koljoces. En el caso de la reforma agraria cubana se mantenía la propiedad de los agricultores pequeños y medianos, en tanto que, en las tierras excedentes, producto de las expropiaciones, se entregaba la tierra en propiedad cooperativista proindivisa, o de comunidad de bienes o de propiedad compartida, a los trabajadores agrícolas de esas explotaciones agrarias. Existe un referente a este concepto de cooperativización en la propiedad social ejidal mexicana recogida en las reformas agrarias mexicanas y amparada en el artículo 27 de la Constitución de 1917, igualmente en la Reforma Agraria Boliviana, en su artículo 10, inciso c) que declara dentro del concepto de propiedad agraria cooperativa: Las tierras de los campesinos favorecidos con la adjudicación de los antiguos latifundios y que se organicen en una sociedad cooperativa para su explotación”.

Castro declararía en uno de sus discursos pronunciados en 1959, cuando, luego de asegurar “que las acusaciones que nos hacen de que somos comunistas obedecen exclusivamente a que no se tiene el valor de decir que están en contra de las leyes revolucionarias” agregaría: “Yo le pregunto al pueblo si está de acuerdo o no con que el Gobierno Revolucionario organice cooperativas de consumo en el campo para evitar que los campesinos paguen el doble por las mercancías.  Yo le pregunto al pueblo si está o no de acuerdo con la reforma agraria[3].

Sin embargo, los autores oficialistas del castrismo ahora, queriendo demostrar que la idea del socialismo de carácter marxista ya se encontraba presente en el programa de Fidel Castro exponen, como la Licenciada Carmen María Díaz García en un trabajo donde analizaba la Primera Ley de Reforma Agraria que “a pesar de que los factores fundamentales de la socialización socialista (…) quedaron implícitos en el Capítulo V de la ley, de acuerdo al momento histórico que se vivía era necesario no expresarlo explícitamente, dejándose a la interpretación que la ‘cooperativa agraria’ constituía en la práctica una forma de socialización socialista. Por razones tácticas, la primera imprecisión en este sentido está en la ausencia de la palabra socialización. Señalar su carácter hubiera constituido un error en el logro del objetivo estratégico. (…) Como aún no contaba el pueblo con un desarrollo político ideológico para comprender que esa socialización representaba los intereses del obrero agrícola y del campesino, podía despertar un rechazo injusto de las masas, por eso tácticamente había que llegar a esa comprensión por otro camino. El mejor fue la organización de la ‘cooperación agrícola’”. Si se analiza cuidadosamente los enunciados de la Ley y se toma en cuenta el momento en que esta se promulgara, se verá que en ella no hay nada que explícita o implícitamente sugiera la idea de socialización y mucho menos de “colectivización de la agricultura”. Se trataba claramente de un proyecto nacionalista, populista, voluntarista y autoritario dirigido a restarle poder a los grandes poseedores de tierras de cultivo y muy especialmente a las empresas latifundarias extranjeras.
Lézaro Cárdenas proclama la ley de expropiación de la empresas petroleras

Una situación similar se había producido en México cuando el presidente Lázaro Cárdenas proclamara públicamente el 18 de marzo de 1938 la ley por la cual se expropiaban las compañías petroleras extranjeras. Estados Unidos, impelido por los empresarios estadounidenses afectados por la medida y por el gobierno de Gran Bretaña, emprendió una serie de medidas de represalias contra México entre las cuales se incluían la suspensión de las compras de plata mexicana, la prohibición en Estados Unidos del uso de los combustibles mexicanos, dándosele preferencia a la importación del petróleo de Venezuela, gravando los aranceles de importación del petróleo mexicano en un incremento de 15 a 50 centavos de dólar mientras que el venezolano sería gravado con 25 centavos de dólar; junto a estas medidas se presionó a las compañías navieras para que no transportaran el petróleo mexicano. Y a los gobiernos del área del Caribe para que suspendieran los pedidos de petróleo que habían realizado a México. De acuerdo con Energía Debate, página de la industria mexicana del petróleo, en “un intercambio de comunicados entre Eduardo Hay, Secretario de Relaciones Exteriores de México, y Cordell Hull, Secretario de Estado norteamericano, éste pide la compensación inmediata a sus conciudadanos afectados, no sólo por la expropiación petrolera, sino también por la reforma agraria[4].

Efectivamente, Hull había enviado el 27 de marzo de 1938 una nota a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México en la que reclamaba se diera respuesta a la interrogante que formulaba para conocer “qué garantías se darán de que el pago se efectuará y cuándo puede esperarse dicho pago. En la medida que los ciudadanos estadounidenses ya han sido privados de sus propiedades, y en vista de las reglas de derecho enunciadas, mi gobierno se considera con derecho a pedir una pronta respuesta a esta pregunta”, agregaba a continuación: “Mi gobierno considera también que ha llegado el momento para un entendimiento similar con respecto al pago a los nacionales estadounidenses cuyas tierras han sido y están siendo tomadas en cumplimiento de la política agraria del gobierno mexicano[5].

En esta senda de cruces de notas entre las cancillerías de ambos gobiernos, México – Estados Unidos, el 29 de marzo de 1938, Cordell Hull, Secretario de Estado de los Estados Unidos junto con el embajador Josephus Daniels, se reúne con el canciller mexicano Eduardo Hay, en un intento dirigido a encontrar una solución a las reclamaciones planteadas por las compañías petroleras expropiadas y, al mismo tiempo, resolver y obtener una respuesta satisfactoria sobre la compensación para los estadounidenses cuyas tierras habían sido expropiadas durante la reforma agraria de México a partir de los años 20, teniendo en cuenta que la Constitución mexicana garantizaba que, en caso de expropiación de propiedades, sería obligatoria una indemnización a los afectados por ese motivo. Hull reclamaría que la indemnización debía ser "pronta, adecuada y efectiva", exigencia esta que se consagraría como la “Fórmula Hull[6]. Eduardo Hay, por su parte declararía que México estaba dispuesto a cumplir con el pago de las indemnizaciones a lo cual se oponías las compañías petroleras que reclamaban en contra la devolución de sus propiedades en suelo mexicano; además Hay se acogía a la Doctrina Calvo[7] argumentando que "no hay regla universalmente aceptada en la teoría ni en la práctica llevada a cabo que haga obligatorio el pago de una compensación inmediata...”

Vientos de guerra soplaban en Europa en aquella época. En Europa tomaban fuerzas las ambiciones de los estados fascistas, Alemania e Italia. La Unión Soviética todavía no había alcanzado el poder hegemónico que adquiriría después de 1945. Como hace notar Miguel Ángel Sánchez de Armas, “el caso de México tenía matices particulares” dentro de las relaciones de Estados Unidos con la América Latina. “La proximidad de un nuevo conflicto mundial y la inclinación que México, con su riqueza petrolera, pudiera tener entre las naciones en conflicto, daban al tema (de las reclamaciones de indemnización a las petroleras) un tono de urgencia desde el punto de vista de la seguridad nacional norteamericana[8]. Ya, reciente, el 12 de marzo de 1938 se había producido el Anschluss, la anexión de Austria como provincia de la Alemania del Tercer Reich y tres años antes, el 3 de octubre de 1935, la agresión de la Italia fascista a Etiopía. Los estados del Eje constituían el gran peligro, y la influencia que el fascismo pudiera ejercer en el continente se contemplaba con preocupación. Las medidas económicas de represalia de Estados Unidos y Gran Bretaña contra México, planteaban una real inquietud. ¿Dónde buscaría apoyo México?  

Embajador Josephus Daniels

En estas condiciones aparecería el embajador plenipotenciario de Estados Unidos en México, Josephus Daniels, que se conocería en México como el “Embajador en mangas de camisa” y denominado por la prensa de extrema derecha de Estados Unidos como el “Embajador Rojo”, el que representaría un importante papel en la solución del conflicto: evitar que México se inclinara hacia los estados del Eje Berlín-Roma o buscara apoyo en la Unión Soviética. Daniels, como lo describe Doralicia Carmona Dávila[9], “más que representante de un gobierno, era un representante personal del propio (Franklin D.) Roosevelt, capaz de oponerse al regreso a la diplomacia del dólar o del garrote”. Con su actuación Daniels evitó que se produjera un rompimiento de las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos. Su sagacidad quedó demostrada cuando le expuso, como cita Carmona Dávila, “al presidente Roosevelt que la expropiación era un acto de nacionalismo, no de comunismo y que ésta, a largo plazo, sería benéfica para los propios Estados Unidos, pues elevaría el nivel de vida de los mexicanos y, por lo tanto, su poder de compra de artículos norteamericanos, lo cual superaría con creces las pérdidas ocasionadas en el corto plazo. Años después reveló que detuvo una carta de Hull que podría resultar ofensiva a los mexicanos y podría interpretarse como la vuelta a ‘la diplomacia de dar órdenes a las naciones más débiles’”.

Según Adolfo Gilly[10], Daniels en abril de 1938 llegaba a estas conclusiones:

Parece (…) que el gobierno de Estados Unidos y las compañías petroleras estadounidenses tienen todo por ganar si ayudan a México a sostenerse sobre sus propios pies en este periodo crucial, y mucho por perder con una presión continua e intensificada para lograr pagos en efectivo o la devolución de sus propiedades a las compañías petroleras. Esta última táctica solo puede conducir a que México busque ayuda en otras partes y/o al caos político y económico”. Daniels consideraba la posibilidad de que México saliera de la crisis “sin gran dependencia con respecto a los países fascistas” y se podía esperar que pudiera hacer y que haría “sustanciales pagos anuales a las compañías petroleras extranjeras” durante la siguiente década.



[1] Anónimo. Historia de México: Evolución del Estado Mexicano 1810-1999. Reconstrucción nacional 1917-1940. Prepa Tec, 2001
[2] Fidel Castro. Discurso ante la concentración popular frente al Palacio Presidencial, 26 de octubre de 1959
[3] Fidel Castro. Discurso del 26 de octubre de 1959 en la concentración frente al antiguo Palacio Presidencial
[4] La Industria Petrolera en México, Cronología 1857 – 1988. Editado en 1998 por Petróleos Mexicanos. Cit. en
Energía a Debate
[5] Adolfo Gilly. El cardenismo: Una utopía mexicana. Ediciones Era, México DF, 2013
[6] La Hull rule o fórmula Hull se refiere a la compensación debida a los inversores que sean objeto de expropiaciones o de nacionalizaciones. Según su enunciado, la compensación debía ser prompt (sin retrasos injustificados), adequate (proporcional al bien nacionalizado) y effective (en moneda convertible, o sea dólares estadounidenses)
[7] La Doctrina Calvo, fue formulada con base en los principios de la soberanía nacional, la igualdad entre los ciudadanos nacionales y extranjeros, y la jurisdicción territorial. Según Calvo: i) los estados soberanos gozan del derecho de estar libres de cualquier forma de interferencia por parte de otros estados; ii) los extranjeros tienen los mismos derechos que los nacionales y, en caso de pleitos o reclamaciones, tendrán la obligación de acabar con todos los recursos ante los tribunales locales sin pedir la protección e intervención diplomática de su país de origen.
[8] Miguel Ángel Sánchez de Armas. El Embajador Daniels. Razón y Palabra No. 62, México octubre 13, 2016
[9] Doralicia Carmona Dávila. Daniels Josephus. Biografías. Memoria Política de México
[10] Adolfo Gilly. El cardenismo: Una utopía mexicana. Ediciones Era, México DF, 2013

domingo, 19 de febrero de 2017

El Enemigo del Pueblo

Mario J. Viera

D.T. "La prensa es el enemigo del pueblo"


El silogismo es sencillo:

Una de las características principales de un sociópata es que no soporta que se le contradiga y responde de manera violenta.
Donald Trump no soporta que se le contradiga y responde de manera violenta.
Por tanto:
Donald Trump posee una de las características principales de un sociópata.

Otro sencillo silogismo:

Una característica básica de todo dictador es el odio hacia el periodismo que le critique
Donald Trump odia al periodismo que le critica
Por tanto:
Donald Trump posee una característica básica de todo dictador

En uno de sus últimos tuits, Donald Trump declaró:

“The FAKE NEWS media (failing @nytimes, @NBCNews, @ABC, @CBS, @CNN) is not my enemy, it is the enemy of the American People!

¡Hasta dónde puede llegar un demagogo! Sus enemigos, no son suyos en particular, son los enemigos de todo el pueblo; es como decir que en su persona se encarna el pueblo, qué él es el pueblo y que toda crítica dirigida a él es una crítica contra toda la nación; de aquí nada más que un paso para declarar a los críticos del magnate devenido en presidente como traidor a la nación, como alta traición. Solo falta que se dicte la ley de desacato a la figura del alto representante del gobierno, o se dicte un código de leyes sobre los delitos de lesa majestad. La República sometida al despotismo.

Todo gobierno, por el bien de la democracia, tiene que estar sometido al escrutinio de la opinión pública, y esa opinión es la que se recoge en el periodismo, sea en la prensa seria y responsable y sea hasta en la prensa basura y amarillista, porque el derecho a la opinión, el derecho al ejercicio del periodismo está garantizado en Estados Unidos por su Primera Enmienda: “El Congreso no podrá hacer ninguna ley (...) limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas...”. De manera explícita se le prohíbe al Congreso dictar ley alguna que limite la libertad de expresión o limite la libertad de ejercicio del periodismo, pero implícitamente se entiende que tampoco el Ejecutivo puede coartar esos derechos. Un presidente debe inhibirse de lanzar ataque contra el periodismo ni calificar de “enemigo del pueblo” a la prensa, aunque sea a solo una parte de esa prensa.

¿Antecedentes de esta anormalidad del ejercicio de la democracia? Existe uno que, por los medios sociales, se ha divulgado casi al punto de convertirse en viral, refiriéndose al comentario que Richard Nixon le hiciera a Kissinger en 1972:

The press is the enemy, the establishment is the enemy, the professors are the enemy"

Estas palabras están recogidas en una cinta que no se hizo pública hasta recientemente. La diferencia, no obstante, es que Nixon formuló esa lamentable opinión en privado, en tanto D.T. declaraciones del mismo tipo han estado presentes en muchos de sus pueriles tuits como declaraciones públicas. Thomas Jefferson, que nunca temió a las opiniones emitidas en los periódicos, lo dijo bien claro:

Donde la prensa es libre y cada hombre sea capaz de leer, todo está a salvo


En tanto, ¿qué hace el Congreso? Se cruza de brazos y hace oídos sordos a la inaceptable declaración de D.T. de calificar a la prensa que le critica como el enemigo del pueblo. Una gran vergüenza afecta la credibilidad congresional. Ahora la prensa y el mismo pueblo tienen la palabra en defensa de uno de los pilares de la democracia, el del derecho a la crítica a los actos del gobierno. 

sábado, 18 de febrero de 2017

Lock him up!

Mario J. Viera



Donald Trump, el por ahora inquilino de la Casa Blanca, es un hombre que no tiene experiencia en cuestiones de política internacional y en temas militares, esto, dicho de manera políticamente correcta, en lenguaje común y llano, es un total ignorante en estos asuntos. De política internacional lo único que conoce es lo que ha leído en los periódicos, según él mismo lo ha confesado; en cuestiones militares, lo poco que aprendió de las enseñanzas recibidas en su adolescencia, en una especie de boot camp para hijitos de papá y, en el tema del armamento atómico, solo aquello que le enseñara un tío, que de lo único que era experto era en construcción de radares. Es por tales razones que necesita de adecuados asesores.

Y Trump busca y encuentra sus “adecuados” asesores en temas neurálgicos en cuestiones de estado y de Realpolitik, y los selecciona, con mucho cuidado, entre aquellos “expertos” que sean a su imagen y semejanza. Y encuentra a un Stephen Bannon, una especie de Marat de la ultraderecha que dirige una caricaturesca réplica de L’Ami du Peuple denominado Breitbart News, y a un Stephen Miller que coloca como asesor político senior, un personaje con mentalidad senil en un cuerpo de apenas 40 años de edad, un “creo-que-soy-el-mejor, lleno de prejuicios antihispanos e islamófobos, y la joya de la corona, Michael T. Flynn quien según dijera D.T. “es uno de los expertos más importantes del país en asuntos militares y de inteligencia y será un activo inestimable para mí y mi Administración”. ¡Y vaya “activo inestimable” que le resultó el teniente general Flynn, como su consejero de seguridad nacional!

Considerado como “uno de los oficiales de inteligencia más brillantes de su generación” y “un católico de origen irlandés apegado a la estabilidad de su familia”, como lo describe el director de la Red Voltaire, Thierry Meyssan ─ un militante del Partido Radical de Izquierda, que asombrosamente escribe un artículo favorable al Teniente General Flynn ─; se creyó algo así como un nuevo Aníbal, o un nuevo Alejandro. En 2012, el presidente Obama lo nombró como director de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), a lo cual nada opusieron los republicanos pues para ellos, el afiliado como demócrata, Flynn se trataba de un hombre “de línea dura” que se le veía como “intenso y tempestuoso”. En verdad era de línea dura y tempestuosa, tan dura, tan tempestuosa y tiránica fue su dirección sobre sus subordinados que estos, a sus modos de actuar prepotentes, y a “sus dudosas aseveraciones”, según el New York Times, denominaron “los hechos según Flynn”. Tuvo fricciones con sus superiores que no acataban sus métodos, hasta que finalmente en 2014 Obama tomó la decisión de destituirle del cargo que ocupaba. Esta fue la espoleta que hiciera estallar toda la furia de su resentimiento hacia el Partido Demócrata, en general, y, en particular hacia Barack Obama y Hillary Clinton y se acogiera a la sombra de D.T.

En agosto de 2015, en una entrevista de 47 minutos que le concediera a la cadena Al Jazeera, Flynn lanzó su preferida teoría de conspiración, que luego D.T. haría suya, de acuerdo con la cual el presidente Obama había tomado la “decisión deliberada” de dar apoyo a los grupos que conformarían al Estado Islámico con el propósito de derrocar al régimen del dictador sirio Bashar al-Asad. Lock him up!, el más apto, el de mayor visión, declaró, en octubre de 2016 al New York Times, que tanto George W. Bush como Barack Obama habían “llevado al país a un desastre tras otro por las razones incorrectas”.  

Y Flynn encontraría a Trump y hubo buena química entre ambos, sin importar que los polos iguales se repelen; y en la Convención Republicana en julio de 2016, el Teniente General retirado Michael Flynn fue uno de sus principales oradores. Y habló apoyando a D.T. y criticando duramente a Hillary Clinton y al Presidente Obama. “Estamos cansado de los discursos vacíos de Obama y su retórica (misguided) equivocada”, dijo y continuaría diciendo: “Esto, esto ha ocasionado que el mundo no respete la palabra de los Estados Unidos, ni le tema a nuestra fuerza”; el mismo lema que siempre agitara D.T. a lo largo de toda su campaña. Su voz asume la expresión de un delirante profeta: “Dios mío, la guerra no se trata de baños, La guerra no se trata de corrección política o de palabras sin sentido. La guerra se trata de ganarla. El mensaje que les doy es bien claro: ¡Despierta Estados Unidos! No hay sustituto para el liderazgo y la excepcionalidad de Estados Unidos”. Gratas palabras cargadas de nacionalismo demagógico que recibió gran aclamación de la muchedumbre. Entonces carga contra Hillary Clinton diciendo un sinsentido que pudiera alegarse en contra de D.T. al decir que los Estados Unidos no necesitan “una presidente imprudente que se crea por encima de la ley”, y agrega con gran entusiasmo: “Estamos diciendo esto, porque si yo... hubiera hecho un décimo de lo que ella hizo, ¡hoy yo estaría en la cárcel! Así es ¡Torcida Hillary Clinton abandona ahora la carrera!” Y junto y al compás de la frenética muchedumbre coreó: “Lock her up!, Lock her up!

Pero la vida da muchas vueltas... Hillary habiendo ganado los votos populares no fue electa presidente; Trump, gracias a las reglas que rigen para la elección indirecta obtuvo la nominación presidencial; el Teniente General retirado Michael Flynn fue designado como asesor general de seguridad nacional... el pasado 13 de febrero el intenso y tempestuoso Michael Flynn renunciaría ante el escándalo revelado de haber sostenido varias conversaciones con el embajador ruso Serguéi Kislyak en diciembre de 2016 sobre el tema de las sanciones que había dictado la presidencia de Obama contra Rusia por su injerencia en el proceso electoral de Estados Unidos  y por haber asistido a una cena en Moscú, por el décimo aniversario del canal de televisión pública Russia Today, compartiendo la misma mesa con Vladimir Putin.



Mintió Flynn y le mintió al Vicepresidente Mike Pence alegando que nunca había hablado con el embajador ruso sobre las sanciones o que le hubiera asegurado que el actual gobernante mantendría una actitud más amistosa hacia el Kremlin, sin embargo, los órganos de seguridad habían registrado las llamadas que ponían sin lugar a dudas que el tema de las sanciones sí fueron tratadas en la conversación entre Flynn y Kislyak. Como ha señalado Jan Martínez Ahrens de El País, los titubeos y ocultamientos de Flynn, “considerados por muchos como mentiras, han entrado a formar parte de un polvorín que, si el Departamento de Justicia quiere detonar, abrirán las puertas a una acción penal”.


Si Hillary Clinton hubiera hecho una décima parte de lo que Flynn hizo, hoy los trumpistas se arremolinarían buscando su linchamiento... Por tanto, ahora lo que queda por decir es: “¡Torcido Flynn, desista ya!” y que las muchedumbres coreen con entusiasmo: “Lock him up!

El Estado corporativo que no cuajó

Mario J. Viera

Lázaro Cárdenas y Fidel Castro


Capítulo LVIII del libro aún no publicado Amigos, Aliados y Enemigos: Un análisis crítico de la Era del Castrismo (Primera Parte)


En ocasiones, en los discursos de Castro se escapan alguna que otra expresión que brotan de lo profundo de su propia consciencia y que muestran, en toda su plenitud, al verdadero Castro. Gazapos que escapan de la atención de los críticos observadores. Una de estas frases crípticas de Castro y que no ha sido resaltada por los analistas políticos, es aquella que dejara escapar durante la clausura del Tercer Congreso del Partido Comunista de Cuba:

Nos obligaron a formar comunistas, ¡y hemos formado comunistas! ¿Habría alguna otra fórmula de resolver el problema, algún otro mecanismo?[1]

Castro con esta expresión está reconociendo que fue obligado “a formar comunistas” como medio, como mecanismo, de resolver un problema, es decir, un conflicto. Formar comunistas obligado por determinadas circunstancias. Al mismo tiempo, al afirmar que fuera “obligado”, estaba reconociendo que existió una condición previa que le impeliera, es decir, que le obligara por fuerza a hacer lo que él no quería. Sin embargo, los retos y la formación de conflicto son el espacio vital de Fidel Castro. Ante un reto, acomete con otro, si se ve impelido a actuar en concordancia con un reto, no lo duda y arremete temerariamente. Entonces “formar comunistas” fue su respuesta al reto planteado por los Estados Unidos. Si Estados Unidos no quería una Cuba regenteada por comunistas y aliada a la Unión Soviética y, con ese propósito, no se inhibía de agredirla, bloquearla, y condenarla, entonces Cuba o, mejor dicho, Castro, haría lo que antes no había querido, “formar comunistas” y entregarse, como cobertura táctica, al marxismo leninismo.

Entonces, si esto es así, tendríamos que formularnos una pregunta ¿qué era lo que realmente quería Castro “formar” en Cuba? Para ello, tenemos que profundizar en su modo de pensar políticamente. Ya antes hemos descrito algunos de los elementos de los rasgos políticos que caracterizan su pensamiento: el concepto de la Frustración histórica, la creencia en la posibilidad de una Tercera vía de desarrollo social, su convicción de la Omnipotencia de la revolución, el Nacionalismo, su Antiparlamentarismo, su plena adhesión al Führerprinzip y al Gemeinnutz geht vor Eigennutz (el bien común, prima sobre el interés personal) y, por último, el cooperativismo. Todos estos factores conformados por múltiples influencias como las ideas de José Antonio Primo de Rivera y de Benito Mussolini, su acercamiento a la doctrina de Victor Haya de la Torre y a las posiciones de Jorge Eliécer Gaitán en cuanto este, sin ser marxista leninista, tomaba algunas de las tesis leninistas, en relación al tema del campesinado y al capital (“El capitalismo, afirmaba Gaitán, es la concentración de los capitales, socialmente producidos, para el provecho individual de quienes controlan el trabajo de los demás. Es una forma de riqueza nacida de determinada manera de explotación del trabajo. El trabajo se hace esclavo del capital[2].

Otras fuentes de su inspiración fueron la experiencia del peronismo en Argentina y el ejemplo del experimento de Estado Corporativo en México durante el gobierno del General Lázaro Cárdenas, por quien Castro nunca ocultó su admiración. Con Perón, Castro presenta similitudes. El ensayista argentino Juan José Sebreli describe a Perón como “un hombre de acción, un pragmático, un oportunista, que iba haciendo lo que le convenía de acuerdo a cada momento”, condiciones que están presentes en la personalidad de Castro. Como Perón, Castro desde su ascenso al poder creyó que Estado y Ejército debían fusionarse para impulsar la revolución. Sobre el peronismo Sebreli afirma: “Ellos decían que eran apoyados por el pueblo. Eliminaban la libertad y los derechos civiles para implantar supuestamente la justicia social. Lo que pasa es que la falta de libertad a la larga termina por arruinar las mejoras sociales. De ahí viene la persecución sistemática a los opositores y cerrarle todas las puertas a los medios de comunicación, que tienden a ser monopolizados por el partido gobernante[3]. He aquí un paralelismo significativo entre el peronismo y el castrismo, elementos estos señalados por Sebreli que Castro replicaría bajo su régimen. Tal como dice Federico Finchelstein[4], refiriéndose al peronismo, ese movimiento “tuvo su origen en una dictadura militar, pero estableció una democracia popular y autoritaria”, lo que es una similitud con el castrismo en su propio origen y desenvolvimiento.

El paralelismo existente del pensamiento de Castro con el peronismo y el cardenismo aparece implícito en unas palabras de José Luis Rodríguez García[5], ministro de Economía y Planificación de Cuba hasta el 2009, cuando, en entrevista para Arleen Rodríguez Derivet, se refiriera a la necesidad de un ordenamiento del proceso de desarrollo de la economía socialista en Cuba, agregara que “por todas partes se advertía un esfuerzo por ordenar un programa de desarrollo, aunque no fuera todavía una planificación socialista, (...) como son los de Lázaro Cárdenas en México en los años 30, y los programas desarrollados por Perón en Argentina, a finales de la década de los 40, principios de los 50”.

De Castro se podría decir lo mismo que expresó Nicolás Márquez, biógrafo de Juan Domingo Perón cuando declarara en una entrevista con Infobae TV, el 27 de julio de 2015: “Perón tenía una simpatía especial por el fascismo; una influencia incluso ideológica, pero, claro, en un contexto tardío ya que llegó a la presidencia en 1946, cuando el fascismo estaba en retirada y el mundo giraba hacia el otro lado”. Un fascista tardío tal como era Fidel Castro desde los preparativos del asalto al cuartel Moncada.

Domingo Perón


Sin embargo, el fascismo, tal como lo explicara el mismo Mussolini se trataba de un movimiento eminentemente italiano y no repetible en otras condiciones diferentes. No son semejantes la corriente fascista presente en el Nacional Socialismo, ni el nacional integrismo de Franco, como no son, ni pueden ser, esas corrientes dentro del acontecer político de la América Latina, con el fascismo italiano. No obstante, algunos líderes latinoamericanos experimentaron con los principios fascistas de organización del Estado, como Estado Corporativo. El primer intento lo hizo Perón, luego con mayor éxito lo alcanzó en México el General Lázaro Cárdenas, aunque él no pudiera sindicarse como fascista, sino como un social nacionalista de izquierda. Así en el sexenio 1934 – 1940, se dio de manera acelerada un proceso dirigido por el Estado y el presidente Cárdenas ─ de acuerdo con un artículo de la página Prepa Tec ─ “tendiente a llevar a cabo la organización de la sociedad a través de sindicatos, ligas, confederaciones, asociaciones, etc. Este esfuerzo conducido desde arriba, tenía el doble propósito de fortalecer a las organizaciones de trabajadores y campesinos en la lucha por lograr sus reivindicaciones y por otro lado fortalecer al propio Estado”; estas iniciativas “trajeron como resultado que la organización política de México se sustentara a partir de ese momento en tres elementos básicos: la presidencia, el partido de Estado, y una estructura social corporativa (…) El Partido y el Corporativismo surgieron estrechamente vinculados, ya que el Partido organizó a campesinos, obreros y profesionales, esfuerzo del que más tarde surgieron la Confederación de Trabajadores de México en febrero de 1936 y la Confederación Nacional Campesina en agosto de 1938. (…) de acuerdo a la estructura corporativa que era vertical, las masas a través de sus líderes establecían un fuerte vínculo con la dirigencia del partido y éstos con la presidencia[6].

Castro se inspiraría en aquel experimento social que había impulsado el general Cárdenas e intentó reproducirlo en Cuba. Así lo dejó implícito en un discurso pronunciado en 1980 durante un acto de amistad cubano-mexicana: “Recuerdo que desde nuestros tiempos de estudiantes se hablaba, con toda razón, de que la Constitución salida de la Revolución Mexicana era una de las más avanzadas y progresistas del mundo. La Revolución Mexicana constituyó una fuente de profunda inspiración para el movimiento revolucionario latinoamericano” Posteriormente, agrega: “Después del triunfo de la Revolución, y en aquellos primeros años difíciles, e incluso en los primeros días de alegría, quién podrá olvidar que uno de nuestros primeros visitantes ilustres fue el general Lázaro Cárdenas. También recordamos que a raíz de la invasión mercenaria de Girón, en 1961, Lázaro Cárdenas se enroló para venir a combatir junto a nuestro pueblo[7].

Luis Hernández Navarro en un ensayo de su autoría destaca: “Entre ambos líderes existía una vieja y estrecha relación. El general conoció a los conspiradores cubanos en México antes de que fueran apresados. Los ayudó de diversas formas. Cuando fueron detenidos abogó por ellos. Al presidente Adolfo Ruiz Cortines le dijo: ‘No tienen delito, están luchando por la libertad de su patria’. El mandatario mexicano accedió a sacarlos de la cárcel”. Este autor trae a la memoria una carta de Castro dirigida al general Lázaro Cárdenas, desde su cuartel en la Sierra Maestra, con fecha 17 de marzo de 1958: “Se refirió a (Lázaro Cárdenas) como ‘Señor General de División’. Allí le reconoció: ‘Eternamente le agradeceremos la nobilísima atención que nos dispensó cuando fuimos perseguidos en México, gracias a la cual hoy estamos cumpliendo nuestro deber con Cuba. Por eso, entre los pocos hombres en cuyas puertas puede tocar con esperanzas este pueblo que se inmola por su libertad a unas millas de México, está usted’. Se despidió de él: ‘Con esa justificada fe en el gran revolucionario que tantas simpatías cuenta en nuestra patria y en toda América, se despide de usted, su sincero admirador’[8].

El 26 de julio de 1959 Castro califica a Cárdenas como “ilustre general” y resalta las medidas tomadas por este como “leyes revolucionarias”:

Ese es el límite que tienen la calumnia y la mentira:  la inteligencia y el instinto de los pueblos hermanos, los hombres de prestigio, los revolucionarios como nosotros en los pueblos hermanos de América Latina, que trasmiten a sus pueblos esa verdad, que comprenden la tragedia que está padeciendo hoy nuestra Revolución con las campañas internacionales, que es lo que les ocurre a todos los pueblos que quieren hacer una revolución; que es lo mismo que le ocurrió a México con su revolución; que fue lo mismo que le ocurrió al ilustre general Lázaro Cárdenas con sus leyes revolucionarias tomadas en México, y que, como él mismo dijo, fueron causa de toda una serie de campañas interesadas contra los miembros de su gobierno[9].

Aunque Castro siempre tuvo una especial predisposición en contra de Estados Unidos trató inicialmente de evitar una confrontación con el gobierno norteamericano y ganar tiempo para poder llevar a cabo sus propósitos de establecer un sistema corporativista para regir en la dirección política social y económica de la isla. Así, el 15 de abril de 1959 viaja a Estados Unidos por invitación de la Sociedad Norteamericana de Editores de Periódicos, una invitación que ya había sido objeto de críticas por algunos de los miembros de esa Sociedad y a las que él se referiría: “Algunas personas han criticado a esta Asociación; a su joven Presidente también se le criticó porque se me invitó acá; tuvo que aceptar esas críticas y sufrirlas por el hecho de que yo venía; pero uno de los motivos de las críticas era por qué invitar a un dictador hoy a la Asociación Norteamericana de Editores de Periódicos[10]. Luego de declararse partidario de la prensa libre y su fe en el poder de esa prensa ante las dictaduras, Castro aclararía el objetivo de su viaje:

Muchas personas creían que era posible que viniésemos aquí a buscar dinero. Quiero explicar que no vinimos aquí a buscar dinero.  Es posible que muchos otros gobiernos viniesen por dinero. Mucha gente cree que cada vez que un gobierno viene aquí, siempre viene a buscar dinero. A mí me interesaba mucho más la opinión pública que el dinero y no estaba de acuerdo en que el final de mi viaje fuese confuso. Estamos interesados en la opinión pública, porque no pensamos presentar a nuestro país como un país de mendigos, sino como un país de gente dispuestas a trabajar para ganar dinero y ahorrar. Nadie aprecia las cosas que no se ganan gracias al esfuerzo propio. Somos pobres y haremos poco; pero todo lo que hagamos lo haremos con nuestro propio esfuerzo.

Luego de reconocer que Cuba y Estados Unidos “han sido siempre buenos amigos, tanto en asuntos económicos como políticos”, expuso la idea central de su nacionalismo:

Nosotros peleamos por nuestra independencia, tuvimos una guerra muy larga, y el Congreso de Estados Unidos hizo una declaración diciendo que Cuba debía ser libre e independiente por derecho propio, entonces hicieron una Resolución Conjunta con nosotros. Después de dicha Resolución terminó la guerra; y cuando los cubanos esperaban el momento de izar su bandera de libertad, el Congreso de Estados Unidos se reunió, y sin oír en lo absoluto a los cubanos, declaró y estableció el derecho de Estados Unidos a intervenir en nuestros asuntos para garantizar la propiedad, los bienes y las personas, e hicieron que los cubanos pusiesen en su Constitución la Enmienda Platt, y basados en esta Enmienda, varias veces la pusieron en efecto. (…) De ahí resultaron muchos de los errores políticos de Cuba, porque desde el inicio de la época republicana se instituyeron muchos errores.  Mucha gente temía hacer cualquier cosa y dieron origen al contrabando, a la corrupción política, y surgió el caos político porque todo el mundo temía que, en vez de mejorar nuestro país, íbamos a perder nuestra independencia por medio de la intervención de Estados Unidos y, por lo tanto, nos hicimos conformistas con toda clase de vicios. Esto no era político. Esa fue una decisión política que se tomó sin tomar la opinión de Cuba...

Clara y evidente era lo que pretendía, demostrar que la revolución se proponía no era un enfrentamiento con los Estados Unidos, sino una supuesta reforma de las estructuras políticas del país, supuestamente distorsionadas por las secuelas de la Enmienda Platt.

Todos los esfuerzos de Castro iban dirigidos al fortalecimiento de la Revolución, de la revolución entendida como sustituto del Estado y en ese sentido se impuso la condición esencial y primaria de establecer tres elementos básicos de la política del General Cárdenas: “la presidencia, el partido de Estado, y una estructura social corporativa”. El poder desde el poder asumido en el cargo de Primer Ministro; el partido único, en el corpus del Ejército Rebelde y, por último, dar a la sociedad una estructura corporativa.



[1] Fidel Castro. Clausura de la Sesión Diferida del Tercer Congreso del PCC. 2 de diciembre de 1986, Teatro Carlos Marx
[2] Jorge Eliécer Gaitán. Antología de su pensamiento social y económico. Ediciones Suramérica. Bogotá. 1968
[3] Marcelo Gioffré. Juan José Sebreli. "Perón pendulaba entre el fascismo y el bonapartismo". La Gaceta. Buenos Aires, 23 de septiembre de 2016
[4] Federico Finchelstein. La Argentina fascista: Los orígenes ideológicos de la dictadura. Editorial Sudamericana S.A., 2008
[5] José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación de Cuba, en entrevista para Arleen Rodríguez Derivet en El Economista de Cuba.
[6] Anónimo. Historia de México: Evolución del Estado Mexicano 1810-1999. Reconstrucción nacional 1917-1940. Prepa Tec, 2001
[7] Fidel Castro. Plaza de la Revolución. Acto de Amistad cubano-mexicana, 2 de agosto de 1980
[8] Luis Hernández Navarro. Las andanzas del marxismo tropical (Ensayo). La Jornada Semanal. 14 de junio de 2009 Num: 745
[9] Fidel Castro. Concentración Campesina, 26 de julio de 1959
[10] Fidel Castro. Discurso 17 de abril de 1959. Almuerzo con la Asociación Americana de Editores de periódicos, Hotel Statler, New York

viernes, 17 de febrero de 2017

El Fantasma tras el Senador Marco Antonio Rubio


El Fantasma se mueve en silencio atisbando el quehacer o el no hacer de los políticos. El Fantasma busca un político honesto y le es difícil hallarle, porque, ¡son tan pocos! Pero no pierde la esperanza, quizá alguno existe, quizá ya se encuentre en el Senado... ¡Un momento, ya en el Senado hay un “salvador”! Sí, uno bastante joven, de fluido hablar en inglés y también en español... ¡y no carente de eso que llaman “carisma”! Dicen que dicen que es la esperanza hispana para ganar la presidencia...

Como el Fantasma tiene la capacidad intrínseca de la bilocación penetra en el hemiciclo del Senado y busca al “salvador” y no le encuentra ocupando allí su puesto; pero el fino oído del Fantasma escucha lo que dice el senador Harry Reid, ¡que el “salvador y esperanza hispana” se ausentó de forma habitual en las audiencias del Senado durante los últimos meses! “El estado de Florida perdía un senador durante el tiempo en el que él no estaba...’” y quería que fuera “demandado para que devolviese todo el dinero que el Gobierno federal le ha pagado”. Entonces el Fantasma ve al “salvador”, el senador Marco Antonio Rubio compartiendo junto con su esposa una agradable cena con el gobernante Donald Trump y su esposa Melania...  El Fantasma indaga en la página web de GovTrack.us y encuentra que, en febrero del 2015, Rubio era el senador que más se ausentaba en las votaciones, con un porcentaje de no asistencia del 8,2 %, algo que todavía se incrementó más durante su participación en las primarias... Y lee lo que se dijo en CNN: “Cuando (Marco Rubio) está en Washington, pasa una noche en el estudio de la Biblia y luego se dirige a eventos de recaudación de fondos las otras dos noches que está en la ciudad; así, se pierde el ajetreo que a menudo ocurre en los amistosos confines del Capitolio. Antes de unirse a la contienda presidencial, él pasaba su tiempo libre en Florida, donde daba clases en una universidad y entrenaba al equipo de fútbol de su hijo”. Entonces el Fantasma se dice: “Pues no, él no es el “salvador” si pocas veces está donde debiera estar”. Bueno, al menos, Obama también fue criticado por ausencias al senado cuando aspiraba para presidente, la diferencia con Rubio es que este sus ausencias se produjeron desde antes de empeñarse en la contienda por la presidencia... tanto que, mientras él ha presidido cinco audiencias en 2015 en un subcomité del Senado de Relaciones Exteriores, los informes ─ recogió CNN ─ han demostrado que faltó a 54 audiencias de ese subcomité y el comité completo entre 2011 y 2014.

Esto así, nunca ha impulsado una Ley, pero nada le impide que pueda hacer poderosas declaraciones y rotundos reclamos. De esta manera le exigió a Obama: "La ley ordena la imposición de sanciones contra los individuos que han cometido actos significativos de violencia o abusos de los derechos humanos tales como Tibisay Lucena Ramírez, presidente del Consejo Nacional Electoral (de Venezuela)". El 6 de septiembre de 2016 en carta que le dirige a Obama en apoyo de la huelga de hambre de Guillermo Fariñas: "Yo sinceramente rezo para que usted no deje continuar el gesto valeroso de Guillermo 'Coco' Fariñas sin un claro apoyo de su parte. Si él muere sin su apoyo claro en palabras y acciones en términos de políticas, este capítulo de la historia de EE.UU. y Cuba se verá empañado por el fracaso de Estados Unidos en demostrar liderazgo moral en un momento crítico". El 31 de enero vuelve a la carga, ahora reclamando que se haga algo por el coordinador del Movimiento Cristiano Liberación Eduardo Cardet, pero enmarcada su reclamación dentro de una crítica implícita al expresidente Obama: “La persecución contra el Dr. Cardet y el aumento general de la opresión en Cuba durante los últimos dos años es un recordatorio de que la política de recompensar al régimen de Castro bajo el disfraz de compromiso con efectivo y concesiones no ha funcionado y debe ser revertida estratégicamente aquí en los próximos meses”.  Y ahora expresa en el Senado: “Espero que, en los días por venir, con esta información (proporcionada por CNN y CNN en español que vincula al vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami con la emisión de173 pasaportes y cédulas expedidas a individuos provenientes de Medio Oriente, incluida gente vinculada al grupo terrorista Hezbollah), con este reporte, podamos trabajar con el Departamento de Justicia y el Departamento de Estado, con el fin de tomar las medidas apropiadas para proteger a nuestra nación y al mundo”.  Todo esto muy publicitado, y vio el Fantasma como venezolanos y cubanos del exilio le regalan sus votos, porque “el tipo es duro”, si es la esperanza hispana...

Como el aire es esencia del Fantasma, él conoce hacia donde se mueven los vientos más fuertes. El viento es el movimiento del aire y el viento hace girar las veletas, ahora al Norte, ahora al Este... Y conoce el Fantasma que Marco A. Rubio nació el 28 de mayo de 1971... Rubio es del signo Géminis y Géminis es signo de aire y el aire, en su movimiento hace girar las veletas y cambia desde un punto a otro, aunque no todos los Géminis sean tan variables... A finales de febrero de 2013 se apareció Rubio en compañía de otros siete senadores, Dick Durbin, Chuck Schumer, Bob Menéndez, presidente del comité de Relaciones Exteriores y Michael Bennet, presidente del Comité de Campaña Senatorial Demócrata; y por el republicano: el excandidato presidencial John McCain, Lindsey Graham, Jeff Flakey, quienes proponían un acuerdo bipartidista para el logro de una reforma migratoria con el fin de “crear un camino a la ciudadanía para los inmigrantes sin autorización, supeditado a que la frontera sea segura y se luche contra la violación del plazo de un visado”. Y la esperanza hispana, el salvador declaró: “Hoy se ha dado un importante primer paso en lo que será una ruta complicada. (...) Pero pensamos que tenemos una oportunidad de hacerlo bien”. El proyecto protegería, en primer lugar, a los jóvenes del Dream Act y los trabajadores agrícolas... Y vio el Fantasma como se aplaudía a Marco Rubio...

En el mes de abril el Grupo de los Ocho presentó un proyecto de Ley de Reforma Migratoria a la que denominaron “seguridad fronteriza, oportunidad económica y modernización de la inmigración 2013”, y Rubio declaró: "Nuestro sistema de inmigración está quebrantado y el statu quo en el cual tenemos a 11 millones de personas indocumentadas bajo una amnistía de facto continuará si hacemos nada para resolver el problema". Pero luego Rubio comenzó a ponerle obstáculos al proyecto. El ex vocero del senador Harry Reid, José Parra diría: “Había bastante escepticismo en cuanto a (Rubio), porque entró al grupo habiéndose declarado en contra de la inmigración en 2010. Sin embargo, los republicanos sentían que lo necesitaban porque contaba con cierta confianza en la extrema derecha”, un giro de los vientos, en 2010 se había declarado en contra de la inmigración y ahora se unía a una propuesta a favor de la inmigración. Pero una nueva ráfaga de viento hizo girar a la veleta en octubre de 2013 y dice El Diario Ney York: “Marco Rubio, quien decidió retirar su apoyo al proyecto de reforma migratoria que él mismo, junto a otros siete senadores, logró que fuera aprobado el pasado junio”. El ventarrón soplaba desde la Cámara de representantes impulsado por los congresistas republicanos que se oponían al proyecto... Marco Rubio no quería contradecir a sus cófrades del Tea Party, ¿qué otra cosa podía hacer? Cada paso lo calcula muy bien, calcula el efecto que puede producir un reclamo suyo bien mediático y avanza como si atravesara caminos minados.

Y Rubio se opone con fuerza al Obamacare... Rubio, no obstante, nos informó CNN, inscribió a su familia en el Obamacare en la bolsa de Washington, aprovechando un subsidio federal generoso que se ofreció a los legisladores.


El Fantasma junto a Marco Rubio y no deja de seguirle con la mirada y con el olfato...