miércoles, 5 de abril de 2017

El culpable es Obama – dice Donald Trump, sin embargo...

Mario J. Viera


El martes 4 de abril, en horas de la tarde, aviones no identificados, si fueran parte de la flota aérea rusa actuando sobre Siria, o aviones del régimen de Bashar al-Assad, descargaron un ataque químico, probablemente con gas sarín, sobre la ciudad de Jan Sheijun al sur de la gobernación de Idlib ocasionando numerosas víctimas civiles (unas 58 víctimas mortales). La ciudad de Jan Sheijun es una posición de las fuerzas opositores al régimen sirio que desde los acuerdos tomados en las Conversaciones de Ginebra se había acordado un alto al fuego. Tanto para Rusia como para Assad los rebeldes allí concentrados son calificados de “terroristas”. El gobierno de Assad negó las acusaciones en su contra alegando que su fuerza aérea solo bombardeó puestos rebeldes abandonados donde se elaboraban armas químicas pertenecientes al Estado Islámico y a grupos de Al-Qaeda, por lo que consideraba que algunos de los tóxicos liberados tras las explosiones llegaron y rodearon a Jan Sheijun situada a pocos kilómetros del lugar atacado. Esta versión es la misma sostenida por las autoridades rusas. Así se justificó el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov diciendo que “la aviación siria llevó a cabo un bombardeo en los alrededores de Jan Sheijun contra un almacén de munición de los terroristas. Estas instalaciones contenían fábricas para producir proyectiles cargados con agentes tóxicos

La condena internacional no se hizo esperar aunando voces de Europa, Israel, Turquía y Estados Unidos. El gobernante de Estados Unidos se apresuró a emitir un comunicado por medio de la Oficina de la Secretaría de Prensa, declarando que aquel ataque químico contra personas inocentes era “reprensible” pero consecuencia, no solo de los actos criminales de Assad y sus aliados rusos e iraníes, sino principalmente como un resultado de la debilidad e irresolución de Barak Obama.




Trump consideró como “atroz” el ataque químico lanzado por el gobierno de Assad contra su propio pueblo y afirmara que ese acto “no puede ser ignorado por el mundo civilizado”, no pidió que el dictador renunciara o que debiera ser derrocado, en cambio justificó el acto genocida como “una consecuencia de la debilidad e irresolución de la pasada administración”. A su vez Sean Spicer ratificó la denuncia de D.T. diciendo: “El ataque químico de hoy contra el pueblo inocente de Siria, incluyendo mujeres y niños, es condenable y no puede ser ignorado por el mundo civilizado. Este acto bárbaro del régimen de Bashar al-Assad es una consecuencia de la debilidad de la pasada administración”. La permanencia del dictador en el poder no está en discusión y esto lo dejó bien claro Nikki Haley, la representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas: “Nuestra prioridad ya no es sentarnos y pensar en cómo sacar a al-Assad. ¿Creo que es un obstáculo? Si, lo creo. ¿Vamos a sentarnos y ver como lo sacamos? ¡No!” Pero esto es lo mismo que el flamante Secretario de Estado Rex Tillerson cuando recientemente dijera en Turquía: “La permanencia del presidente Assad será decidida por el pueblo sirio”. Para la camarilla de D.T. Bashar al-Assad es “una realidad política que hay que aceptar”.

El pasado 31 de marzo, la Casa Blanca declaró por boca de su secretario de prensa Sean Spicer: “Con respecto a Assad, hay una realidad política que debemos aceptar. Estados Unidos ─ agregó Spicer ─ tiene profundas prioridades en Siria e Iraq, y lo hemos hecho claro que el contraterrorismo, particularmente la derrota de ISIS, está en primer lugar entre todas estas prioridades”. Esto, de hecho, tal como lo viera el New York Times, como declarara la Casa Blanca, significaba que Trump abandonaba el objetivo de presionar a Bashar al-Assad para que abandonara el poder “marcando una aguda partida de la política sobre Oriente Medio que por más de cinco años guió la administración Obama. Esta decisión de ignorar al dictador sirio por parte del equipo de Donald Trump, fue criticada firmemente por el Senador republicano por Arizona John McCain, quien declaró: “Tratando de combatir a ISIS a la vez que se pretende que ignoremos la guerra civil siria, que ha sido su génesis y combustible hasta el presente, es una receta para más guerra, más terror, más refugiados y más inestabilidad”.

Hay más, en un tuit de 3 de septiembre de 2013, D.T. declaró: “What I am saying is stay out of Syria” (Lo que estoy diciendo es estar fuera de Siria). Dos días después exigiría en otro tuit redactado en letras mayúsculas como reafirmación: “AGAIN, TO OUR VERY FOOLISH LEADER, DO NOT ATTACK SYRIA – IF YOU DO MANY VERY BAD THINGS WILL HAPPEN & FROM THAT FIGHT THE U,S. GETS NOTHING!”  (“Otra vez, a nuestro muy idiota líder, no ataque a Siria – si lo haces muchas cosas muy malas sucederán y ¡Nada ganará Estados Unidos con esa pelea!”)

Trump no sabe medir sus palabras lanzadas impensadamente en función de sus propuestas políticas, como si todavía estuviera en campaña, y obviando que ya lleva cerca de cuatro meses en el gobierno. Acusa a Obama y se olvida que cuando el 31 de marzo su gobierno declarara que Assad era una realidad política que no podía obviarse y al mismo tiempo respaldaba las acciones aéreas rusas le estaba dando luz verde a Assad para irrespetar el alto al fuego acordado. Trump y todos sus ignorantes colaboradores no se han percatado que “este acto bárbaro del régimen de Bashar al-Assad es una consecuencia” de su propia incoherencia e irreflexionalidad. Pero estos hechos le han venido a Trump, como dice la trillada expresión, como anillo al dedo, ya que puede lanzar una cortina de humo que cubra el escándalo de las continuadas evidencias de los vínculos de sus colaboradores con el Kremlin. Aunque en su comunicado del 4 de abril no hizo alusión alguna a Rusia, ha permitido que Tillerson hiciera un llamado a Rusia e Irán “a ejercer su influencia sobre el régimen sirio y garantizar que este tipo de horrible ataque no vuelve a ocurrir jamás", y que reclamara diciendo: “Aquellos que lo defienden o apoyan, incluidos Rusia e Irán, no deberían engañarse sobre Al Asad o sus intenciones”.

En un aparente distanciamiento con Rusia, Nikki Haley, se dice que “fustigó” a Rusia en el Consejo de Seguridad diciendo: “¿Cuántos niños más tienen que morir antes de que Rusia actúe?” Todo esto evidentemente es solo retórica para la galería. Tanta preocupación expresada por la suerte de los niños sirios y sin embargo Trump, en la más polémica de sus órdenes ejecutivas, dictó la prohibición de entrada a Estados Unidos a siete países con mayoría musulmana entre los que se encuentra Siria y se ha negado a recibir a los refugiados sirios, una de sus banderas de combate durante toda su campaña electoral. Recuérdese lo que afirmara Trump en junio de 2916: "Debemos frenar el tremendo flujo de refugiados sirios a EE. UU. No sabemos quiénes son, no tienen documentación y no sabemos de dónde vienen".


Ante el acto (crimen de guerra” como lo calificó el Secretario General de la ONU), Rex Tillerson, declararía: “Cualquier persona que utiliza armas químicas para atacar a su propio pueblo muestra un desprecio fundamental para la dignidad humana y debe rendir cuentas” y consideró que tanto Rusia como Irán, tenían “una gran responsabilidad moral por estas muertes”, solo eso, cuando el acto criminal era en realidad una consecuencia del apoyo que le ofrecen ambos países al régimen sirio. 

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